Draco Malfoy tuvo un primer año complicado y sobre todo: nada planeado.
Desde que hizo un trato con un anciano completamente desconocido en Askaban para viajar el pasado y así lograr un mejor futuro (salvar a sus padres de morir sobre todo), su vida...
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La oscuridad parece interminable para Draco. Todo es tan frío y desolado. No hay magia alguna rodeándolo como para sentirse seguro. Si así era estar muerto, Draco agradecía haber hecho el trato con ese hombre. No deseaba esta experiencia a sus padres.
Era aterrador.
El tiempo tampoco parece tener sentido. Si lleva días o semanas así, no lo sabe.
¿Qué pasó?
Su mente regresa a esos ojos amarillos. Siente vértigo y va a vomitar en cualquier momento, pero no se puede mover de cierta manera. No cree tener un cuerpo en realidad.
Era como si su alma se hubiera regado en toda esa oscuridad. Como si la oscuridad fuera su propia mente, lo cual es muy extraño y aterrador.
Por un instante siente tristeza. Voces distorsionadas llegan a él y cree sentir la magia de su madre rodearle. El timbre de voz de lo que cree es Hermione es la que más se escucha por momentos junto a la de Millie. La oscuridad parece tan espesa que absorbe el ruido y lo deja en un silencio sofocante.
Cuando cree que aceptó su vida de esa forma. Es jalado. El mismo sentimiento que llega a su cuerpo cuando se va a reunir con el anciano le llega. Puede sentir el vacío en el estómago y la oscuridad es diferente a la anterior. Es más fría y escalofriante.
Draco se mueve incomodo, mira todo el lugar con cautela. Se da cuenta que ahora tiene un cuerpo físico y se siente aliviado por eso. Era tan extraño no poder mirarse las manos o el cuerpo por un largo tiempo. Ni los sueños más aterradores te quitan esa capacidad.
Tan aliviado de tener un cuerpo, no notó que sus manos o su altura no era la de un niño de doce.
Teme llamar al anciano, no sabe para que lo necesita. Si rompió el trato, aceptaría su castigo siempre y cuando no toque a los seres que ama. No sabría que haría si se atrevía a hacerlo.
"Dragón" dice una voz.
Una jodida voz que Draco conocía bien.
Su corazón late con fuerza y gira de manera rápida, casi tropezándose al no calcular bien sus movimientos. Su corazón da un vuelco cuando ve al responsable de la voz.
Ante sus ojos se encuentra un Harry Potter grande. No el mocoso que le hirió el corazón. No, el Harry que vio por última vez en sus sueños con su madre o el juicio. Era un Harry Potter de veinte años. El tamaño no había cambiado demasiado, pero lo demás sí lo hizo. Los rasgos más afilados junto a una barbilla con barba de días era lo que le quitó la respiración a Draco.
Era su Harry que había ido en contra de todo solo para proteger a su familia. No el niño Potter que arruinó uno de sus planes de salvar a sus padres teniendo su amistad o que le hace recordar su pasado como el detestable Draco Malfoy con sus acusaciones.