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Blair: Venganza, esa es la única palabra que corría por mi cabeza luego de haber visto a Miguel y Sam. Había pasado la noche en mi casa con Tory y con su ayuda hemos planeado la venganza contra Sam. Al principio no estuve completamente de acuerdo, pero luego me vi convencida y la venganza era lo único que se me venía a la mente. Hoy es el primer día de clases, pero no será uno común y corriente. No si yo no lo permitía.
Estando a la escuela ambas nos dirigimos a la oficina de donde provenía el anuncio matutino.
>>Buen día alumnos y profesores. Bienvenidos a un nuevo año en la Secundaria West Valley. Ojalá hayan disfrutado el verano y estén listos para volver al año escolar...Y las entradas para el musical del gran éxito de Vaselina ya están a la venta. Y finalmente al embarcarnos en otro año académico, es importante recordar ser tolerante y aceptar a nuestros compañeros sin importar.
Ambas entramos a la oficina había llegado el momento.
—Oye, ¿qué...? No deberían estar aquí. No—habló la chica, Tory se ocupó de mantenerla callada y apartada de mi. Yo agarré el micrófono—¡Devuélvemelo! No puedes...--ambas la mandamos callar con nuestra mirada y ya estaba lista para hablar.
—Samantha LaRusso. Sé lo que hiciste y lo pagarás muy caro. ¡Voy por ti, perra!
Dejé caer el micrófono y salí de la oficina. A medida que caminaba por el pasillo, la adrenalina y todo lo que sentí anoche inundó mi cuerpo. Pude ver como cada vez que me acercaba al punto medio de los pasillos los estudiantes habían comenzado a aglomerarse hasta que me encontré con Samantha frente a frente.
—Vi lo que hiciste en la fiesta.—reclamé—Besaste a Miguel.
—Yo—susurró— Yo...
Golpea primero.
Sin duda alguna me acerqué a ella ocasionando que comenzara la pelea.
Todo a nuestro alrededor se desmoronaba en una mezcla de gritos, cámaras y adrenalina. La gente grababa, soltando sus típicas expresiones de asombro, pero todo eso quedó en el fondo cuando sentí el golpe de Sam contra los casilleros. El eco del impacto resonó por el pasillo, casi tan fuerte como la furia que hervía dentro de mí. Mis manos rodearon su cuello, y aunque sentía su respiración entrecortada, no podía soltarla. Tory apareció a mi lado, golpeándola en el estómago una y otra vez, y en ese momento, sentí como si las tres estuviéramos atrapadas en este ciclo de odio.
Todo se detuvo de golpe cuando fui arrancada del combate. Sentí el frío metal de los casilleros en mi espalda antes de caer al suelo, apenas recuperando el aliento para ver a Robby interponerse. Claro que tenía que ser él. Claro que su prioridad sería ella.
—¿Estás bien? —preguntó, su voz cargada de preocupación, pero Sam no respondió.
El cuerpo de Tory se lanzó sobre él en un segundo, pero Robby fue más rápido. Todo sucedió tan rápido. La empujó contra los casilleros, y la furia en los ojos de Tory solo creció.
