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Blair: Anoche con Halcón fue diferente. Después de hablar, nada fue raro o incómodo. Estábamos bien, viendo las estrellas en la azotea de mi casa. Incluso mis hermanos se unieron a nosotros después de un tiempo. Pero hubo un momento que me hizo darme cuenta de que todavía siento algo por él, que todavía estoy enamorada de él. Que siempre estaré enamorada de él, incluso si es difícil admitirlo.
Ahora estamos en la playa y todo se siente como volver a la normalidad. Yo estaba sentada en la arena, mientras el jugaba al voleibol junto a Moon y nuestro amigo Demetri. Mis hermanos, Landon y Taylor, se encontraban en el agua jugando entre ellos. Aún no llegaba Miguel y estaba algo preocupada por eso, no pienso pasar el día soportando a Moon y Halcón juntos. Moon puede parecer buena chica, pero nada cambiará mi opinión de que la seguiré viendo como la chica con la que halcón me engañó. Si es que se puede llamar así.
—¿Estás bien?—dijo Landon y asentí.—Pareces preocupada.
—No es nada.
—Bueno, no quiero que te sientas mal por tenerlos enfrente—dijo refiriéndose a la pareja.— Quizás hayan arreglado un poco las cosas entre ustedes ayer, pero eso no cambia que puedan volver a la normalidad por completo tan pronto.
—¡Halcón!—escuché a Miguel decir. El mencionado se acercó a él y se saludaron.
—Ahí está el campeón.—dijo Halcón.
—Hola.
—No, ya basta. Es un día hermoso. Hay muchas chicas. Olvídate de Sam.
—No es por Sam—hubo algunos segundos de silencio—. Es por el sensei.
—¿Es por su historial? Mis padres lo vieron. Creo que lo hace ver más rudo.
—Es sobre él y Robby Keene—dijo Miguel, causando que Landon y yo nos miráramos sin decir nada. Simplemente guardamos silencio. Pero si se trataba de Robby y mi padre, solo podría significar algo. Miguel ha descubierto que Robby es mi hermano.
—¿Aún no les dices?—dijo Landon y negué con mi cabeza.
—Halcón sabe que tengo otro hermano. Pero, nunca he encontrado la manera correcta decirle y ahora que Miguel sospecha, es el doble de complicado.
Mientras el resto del grupo seguía jugando en la playa, sentí la necesidad de alejarme, de tomar un respiro. Halcón debió notarlo, porque se ofreció a acompañarme sin preguntar.
Nos alejamos del bullicio y nos dirigimos hacia una pequeña colina de rocas más allá del alcance de las olas. El sonido del agua era más suave aquí, casi hipnótico. Me senté en la arena, mirando el mar con la esperanza de que la brisa pudiera aclarar mi mente. Halcón se sentó a mi lado, sus ojos estudiando mi perfil antes de hablar.
