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—¡Ji-Sung! Baja, ya llegaron Minho y Tzuyu!– Clameo la peli negra dando el aviso de la llegada de las visitas.—pasen, bienvenidos– Jihyo dió la entrada a los pelirrojos esperando a que su hijo bajará

Ji-Sung se levantó de su cama para ponerse sus zapatos y dar rumbo hacia abajo

—Hola...– bosticó el más pequeño con timidez encogiéndose en su lugar.

—Que lindo que es tu hijo, Jihyo– afirmó la pelirroja viendo a Ji-Sung con suavidad
—¿En serio tiene 18? Se ve de 14, que  tierno– aseguró la ondulada

—Si, si tiene 18– la mayor soltó una pequeña risa.

Mientras las dos mayores conversaban, Minho penetraba con la mirada a Ji-Sung, viéndolo desde abajo hacia arriba, fijándose en todos sus detalles. Ji-Sung, mientras tanto, mantenía su cabeza un poco oculta, con su vista fijada en el piso, evitando hacer contacto visual con Minho.

—Hijo, lleva a Minho a su habitación mientras sirvo la comida, por favor– habló  Jihyo rompiendo el silencio entre los 2 menores.

—Claro, madre.– parloteo el menor con voz temblorosa

—Te sigo.– recitó el más alto envosando una sonrisa coqueta mientras veía al más pequeño.

Ji-Sung le dió una señal con la mano a Minho de que lo siguiera, ambos se dirigieron hacia el segundo piso adentrándose en una habitación que se ubicaba al frente de la de Ji-Sung

—Esta es tu habitación.– mencionó Ji-Sung en un tono de voz bajo pero percibible

—Oye, lindo, tengo una pregunta–  expresó Minho antes de que el ondulado saliera de la habitación

—Dime.– Ji-Sung miro a Minho a los ojos, ya que le habían inculcado que al hablar con alguien se tenía que mirar a los ojos.

—¿Que eres? Siempre he tenido esa duda– al oír eso el pelinegro empezó a sentir su cara caliente, efectivamente, se sonrojo.

—N-no te incumbe– intentó dirigir su respuesta hacia Minho lo más claro posible, pero falló, ya que su voz empezó a temblar

Minho lo tomó y lo acorraló contra la pared, para así poder tener una vista más clara de su sonrojada cara.

—Dimelo.– exigió el más alto presionando los hombros del ondulado contra la pared a lo que el lobo dentro de Ji-Sung soltó un pequeño chillido de temor, nada detectable para Minho.

—¡Chicos, bajen a comer!– vociferó la mayor desde el piso inferior.

—te salvaste, pequeño– El pelirrojo lo soltó y bajó con rapidez mientras el pelinegro se quedó asimilando lo que había sucedido

Unos minutos después que Minho bajara, bajó un Ji-Sung sonrojado y un poco despeinado, con sus ondas revueltas por su cabeza.

—¿Que te pasó?–preguntó la mayor al ver a su hijo desordenado y colorado

—me caí.– afirmó el más pequeño intentando disimular lo que había pasado hace unos minutos antes.

—oh, ¿Estás bien?– interrogó la pelirroja con preocupación de que le hubiera sucedido algo al menor.

—si, estoy bien.– menciono el pelinegro rápidamente.

—ven a sentarte, mi amor.– indicó la mayor.

—si, mami.– dijo Ji-Sung mientras se sentaba en su silla y empezar a comer con los demás

La mayor y la pelirroja empezaron a hablar con normalidad de temas que tan solo ellas entendían, mientras tanto, el más pequeño escuchaba con atención la conversación de las mayores, aún así no entendiera nada, se le hacía interesante el tema del negocio de su madre.

—disculpe...– pronuncio Minho después de un corto periodo de tiempo —¿Le puedo preguntar algo?– refiriéndose a la mayor.

—si, dime.– emitió la pelinegra.

—¿Que es Ji-Sung?– al escuchar esto el pelinegro empezó a toser sin mucha fuerza, el silencio en la sala se había incrementado con rapidez gracias a la pregunta del más alto.

Mié. 11 sep. 12:12 ★

No soy tu Omega!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora