Desayuno con los Benedetto

3 0 0
                                    

Desde la advertencia de mi prometido, me he propuesto despertarme temprano, aquí entre nos, no me gustaría que me vuelva a agarrar desprevenida, y me vea con mis bragas.

Me he decidido usar una polera manga larga de color plomo, encima mi abrigo holgado color verde oliva , un pantalón negro que afortunadamente no me hace apretó, y mis amadas convers negras.

si me dan a escoger entre tacones de mas de 15cm y unas convers, definitivamente escogeré las convers.

Me dirijo al espejo a debatir si maquillarme o no, pero esta vez tampoco lo hare.

Agarro una mochila de mi armario y dentro meto el cargador del celular, un cuaderno, varios lapiceros, meto el celular en este y bajo a la cocina. Ya en la cocina agarro mi tomatodo color naranja, vierto en ella un poco de té de manzanilla que le había pedido a una de las sirvientas que preparara.

En lo que me acomodo en el sofá a esperar a mi invitado, alguien toca la puerta de entrada. Era él.

- Vaya sorpresa la que me das Adélie, estas despierta - dice casi riéndose-.

- Buongiorno Franz, te estaba esperando - le digo sin rodeos-.

Me mira de pies a cabeza.

- Te ves bien - dice casi susurrando-.

- Muchas gracias Franz, tu no te quedas atrás eh - le digo intentando no crear un silencio incomodo-.

No, definitivamente no se quedaba atrás, traía puesto una camisa color negro, encima una chaqueta color marrón oscuro de cuero, un pantalón marrón claro y unos zapatos gruesos de color negro. Lo suficientemente llamativo como para enloquecer a las adolescentes de Florencia.

- Gracias, ahora dime, ¿te gustaría ir a la hacienda a desayunar con mi familia? - pregunta casi avergonzado-.

Lo pienso, creo que en parte seria un poco desagradable si hace presencia su padre, pero si me niego y se entera mi padre, se formara un problema y por ende como resultado a mi en la calle.

- Sera un placer Franz.

Me ofrece su mano, pero antes me doy la vuelta, agarro mi mochila del sofá junto con el tomatodo, salgo cierro la puerta, guardo el tomatodo en la mochila, me la acomodo, y por fin, agarro su mano.

empezamos a caminar juntos.

Aun me parece extraño hacerlo, pero es esto, conocerlo y quizás aceptar en matrimonio, o casarme a la fuerza sin conocerlo.

- ¿En que tanto Adélie? - pregunta-.

- En nada - miento-.

- ¿Segura? - vuelve a preguntar-.

- Lo cierto es que aun me da miedo tu padre - vuelvo a mentir-.

- Entiendo, no te culpo, todo este lio de mierda que esta haciendo fue idea de él- dice-.

- No soy quien para juzgarlo por las decisiones que toma, pero, soy joven, es mi primer año en mi carrera, y casi no he disfrutado de mi vida - admito-.

- No te preocupes, estoy casi segura que cambiaran de decisión y todo terminara pronto- dice él-.

- ¿ Y si no pasa? - pregunto-.

Respira hondo y exhala.

- Llevo pocos días de conocerte, me agradas, aun si nos casáramos, no te obligare a nada, podrás continuar tu vida con normalidad - dice seriamente-.

Siento un poco de alivio, pero, ¿a quien engaño?.

Me preocupa que no cumpla su palabra.

- Adélie, no te atare a mi.

Scintilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora