Primera cita

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-Buenos días linda - .

Escucho que habla mi mamá .

Desvío mi mirada a la del reloj que hay en mi mesita de noches y veo que son las 6am.
La miro y tiene una sonrisa estúpida en el rostro.

-Franz está en la sala de estar esperándote - dice-.
-Son las 6 de la madrugada, que vuelva mañana - le digo-.

Vuelvo a acomodarme en mi acogedora y cómoda cama.

-¡Tienes que bajar Adélie! - me ordena-.
-Ya es suficiente con que deba casarme con él, ahora déjame dormir.

Es que es verdad, joder.
Sale a regañadientes y cierra la puerta de mi habitación.
Que vuelva por el medio día.
¿A qué loco se le ocurre hacer una visita a las 6 de la madrugada?

Tocan la puerta.
No contesto.
Se abre la puerta, me cubro el rostro con la frazada y con cierta seguridad espero el regaño de mi padre.

-Adélie.

Mierda.
Me levanto de un salto.

-Franz, ¿que haces aquí?- le digo casi agitada-.

Me mira de pies a cabeza.
Una vez más , mierda.
Rápidamente agarro la frazada de mi cama y me cubro.
Tenía una mala costumbre de dormir con un top y en bragas.

Se ríe.

-Bien, tu no has visto nada- Intento decir sin sonar nerviosa-.
-No he visto nada pajarito, ahora vístete y vamos a desayunar- dice casi aguantando la carcajada-.

Sale de la habitación y no puedo evitar maldecir en bajo.
Agarro mi almohada, y antes de gritar me cubro la cara con ella.
Suelto mi grito de vergüenza mezclada con enojo.
Tiro la almohada y vuelvo a la realidad.

Me acerco a mi armario y agarro una polera rosa manga larga, un overol celeste, me agacho para agarrar mis convers amarillos, y aprovechando la posición, agarro mi abrigo verde.
Me cambio de ropa, yo me siento cómoda, hace un frío terrible que no me importaría que me vea vestida así.

No es justo, yo quería dormir.

Me limito solo a peinarme por qué sinceramente veo innecesario el usar maquillaje.

Ya lista, agarro mi mochila verde del sofá, me acerco a mi escritorio y agarro mi celular, el cargador, un cuaderno, varios lapiceros y todo lo voy metiendo a mi mochila.
Me coloco la mochila y salgo de mi habitación para dirigirme a la sala.

Bajo las escaleras casi medio dormida.

En el lugar lo busco con la mirada y lo encuentro sentado en el sofá conversando con mi mamá.
Los observo. Trae puesto una camisa blanca , un saco color café, unos pantalones negros y zapatos negros.

Dirige mi mirada hacia mi y esboza una sonrisa suave.

-Ha sido un gusto conversar con usted señora Caruso, le haré llegar sus saludos a mi mamá y papá, con su permiso -Dice Franz caballerosamente-.
-Vayan con cuidado, y por favor cuide a mi Adélie, es muy despistada- dice mi mamá casi aguantando la risa-.

No tomo importancia a su chiste, pues aún sigo medio dormida.
Se dirige hacia mi, me toma de la mano y salimos de mi casa.

Casi pude oír al cerrarse la puerta un grito de emoción de mi querida madre.

-Bien, ya puedes soltarme la mano- le digo-.
-Tranquila, así estoy bien- dice tranquilamente-.

Siento su mano cálida, poco a poco va calentando mi mano.
Esbozo.

-Señorita Adélie, ¿A dónde piensa llevarme?- pregunta viéndome-.
-¿Llevarte yo?, tu me has sacado de mi camita, todavía ni ha salido el sol - le digo señalando el cielo-.

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