Prologo: La grieta en el tiempo

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Tercer día, misión de rango A. 

Kakashi avanzaba rápidamente por el bosque, sintiendo la brisa fría en su rostro. Aunque su cuerpo estaba agotado tras días de misiones ininterrumpidas, no se permitía aflojar el paso. Había aprendido desde joven que la fatiga podía costarte la vida.

Chakra bajo. No lo suficiente para otra técnica de alto nivel, pensó mientras sus ojos escaneaban el terreno. Su Sharingan cubierto por el protector frontal, dejaba descansar el ojo izquierdo, preparado para actuar en cualquier momento.

El bosque era denso, oscuro, y el único sonido que podía escuchar era el susurro de las hojas movidas por el viento y el crujido ocasional de ramas bajo sus pies. Su misión no estaba clara, una sombra peligrosa había sido detectada cerca de la frontera de Konoha, pero no había informes suficientes para saber a qué se enfrentaba.

Demasiado silencio, pensó, deteniéndose por un momento, sintiendo que algo estaba terriblemente mal.

Un zumbido extraño comenzó a crecer a su alrededor, bajo, constante, como si el aire mismo vibrara. Kakashi se agachó instintivamente, poniendo una mano sobre el suelo para sentir la energía en el ambiente. Algo estaba mal. Muy mal.

De pronto, el viento se detuvo. No era un cambio gradual, sino repentino, como si el tiempo mismo hubiera sido detenido. Un relámpago, sin previo aviso, iluminó el cielo despejado. Pero no había nube alguna, ni tormenta que lo precediera. Kakashi miró al cielo, y entonces lo sintió; una distorsión en el aire, algo que no pertenecía a su mundo.

Antes de que pudiera reaccionar, una grieta brillante apareció frente a él, rasgando el aire como un cuchillo atraviesa una tela. Su primer instinto fue retroceder, pero la grieta lo succionó con una fuerza imparable. Su cuerpo fue arrastrado hacia la grieta, sintiendo como si todo su ser se desintegrara y fuera reconstruido en fragmentos.

"¡Maldita sea!" gritó, mientras sentía la presión abrumadora del espacio-tiempo aplastando sus órganos, la cabeza girando, su visión oscureciéndose. Intentó hacer un sello de manos, pero sus movimientos eran lentos, imposibles en ese torbellino dimensional.

Finalmente, el mundo volvió a existir a su alrededor, pero ya no era el mismo. El aire tenía un sabor diferente, más denso, cargado de una energía oscura y desconocida. Kakashi abrió los ojos lentamente, notando que estaba tumbado en el suelo. La tierra era fría, húmeda. Respiró hondo, luchando contra la sensación de náusea.

Se levantó de golpe, sus instintos lo alertaban de inmediato. Estaba en una ciudad... pero no era ninguna ciudad de su mundo. Los edificios eran altos, de un diseño que nunca había visto. La atmósfera era pesada, opresiva. Su respiración se entrecortó. Su Sharingan estaba activado, buscando cualquier señal de amenaza.

Entonces lo sintió. Presencias. Oscuras. Peligrosas. Diferentes de cualquier enemigo que hubiera enfrentado. Malditas.

"¿Dónde estoy?", murmuró en voz baja, mientras su mano instintivamente tocaba el mango de su kunai.

De las sombras, una risa suave, casi imperceptible, resonó en el aire. Kakashi giró su cabeza hacia la fuente del sonido, sus sentidos agudizándose. Un hombre alto, con una sonrisa torcida y un aura de oscuridad, se acercaba.

"Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí?", dijo la figura en voz baja, deteniéndose a unos metros de Kakashi. Sus ojos lo observaban con una mezcla de curiosidad y desprecio.

Kakashi en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora