Ángel Caído[ Demon2]

†capítulo 4†

—Las personas débiles optan por la vía más fácil, acabar con sus vidas porque llevan un peso enorme en su conciencia, pero lo que no sabes es que mientras estés a mi lado, junto a mi, nada ni nadie podrá lastimarte, ni siquiera tu podrás tocarte un pelo. Porque eres de mi pertenencia y solo yo decido lo que sucederá en tu vida. Y no me arriesgaré a perder lo que realmente me importa, tendrás que aprender a ser fuerte. Papá te enseñará como ser fuerte principessa .—

Atte: Caleb Hansel_Ángel Caído.

Ashley Crowell
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—Tengo que mostrarte algo—y me rehusaba acercarme a esa bestia salvaje. Que estaba destrozando mi alma poco a poco.

—¡No voy a estar cerca de tí!—y lo vi, lo vi, entre tanta oscuridad logré detallar el rojo intenso que se formaba en sus ojos azules. En el cabello blancuzo desordenado.

—¿No querías respuestas a tus preguntas? estoy aquí para responderlas. Solo tienes que acercarte a mí.—negé.Ni loca me acercaba allí.—no me hagas enojar Ashley Crowell,a menos que quieras ser castigada.

—No voy—y estaba decidida, no importaba nada, me quedaría allí hasta poder encontrar una solución y escaparme.

—¡O vienes tú o iré yo a buscarte! y creeme, no te buscaré con buenas intenciones.—una sonrisa irónica brotó desde mi garganta.—Creeme, no soy el malo de esta película.

—No puedes—le recordé.—hay luz, no puedes hacer presencia mientras el sol esté fuera.

—Tal vez no ahora, tienes razón, pero pronto oscurecerá, ¿mamá nunca te contó el cuento de la Caperucita roja y el lobo? te contaré una historia, oh, es tu historia. Había una vez, una niña llamada Ashley Crowell, quien decidió salir a pasear para despegar su mente de todo el caos, sin ser consciente de que estaba anocheciendo, entonces, esa chica se hizo la presa de el labo. Y ese lobo deseaba devorar su piel sin piedad.—una sonrisa enferma se formó en sus labios, y con calma dijo a través de un susurro que logré escuchar.— Corre muy Beautiful.

Ni siquiera pude entender, hasta que miré hacia el cielo, y el sol estaba de un color anaranjado amarillento ocultándose detrás de unos edificios. Me refiero a, el callejón en el cual me encontraba atrapada, estaba quedando iluminado por una leve luz, como la luz opaca y leve de una vela. Mis vellos se erizaban al ver como Caleb avanzaba unos pasos más, hasta donde le permitió la oscuridad.

—¿Vienes o te busco?— volvió a preguntar. Aunque sabía a la perfección lo único que iba a ser.

Correr.

Y eso hice. Corrí rápido por todo el callejón. Y detrás de mí, avanzaba una silueta oscura, que era poco visible por sus ágiles y rápidos movimientos, como una araña que corría por las paredes y luego por el suelo.

Ni siquiera pude gritar al sentir mis pies enredarse entre sí y hacerme caer hacia delante involuntariamente.

Me alarmó al sentir como alguien jalaba mis piernas.

—Te atrapé, caperucita roja.—me susurró Caleb al tenerme encima de su hombro. Dejando mi cabeza hacia abajo, incomoda por el hecho de que la sangre comenzaba acumularse en mi celebró. Y sabía que mis mejillas estaban sonrojadas porque Caleb me sostenía por el trasero, para evitar mi caída.

—¡Suéltame!—mi cabeza comenzaba a doler.—Mi cabeza Caleb—mi voz fue un susurro.

—A, perdón no quise lastimarte—me cargó en sus brazos.