¡Oye, Mírame!

Epílogo: Por siempre y para siempre 2

"¡Ya estoy en casa! Mamá, lo he traído."

"Bienvenida. Oh, bueno, bienvenido. No es lugar para conversar en esta estrecha entrada, así que por favor, pasen adentro."

La mujer que salió del pasillo en respuesta a la llamada de su hija tenía una sonrisa suave con un toque de curiosidad mientras me invitaba a entrar.

Una vez dentro, pasamos por el baño que había visto en los recuerdos de Myne y fuimos guiados hacia la mesa del comedor.

Dado que esta casa es el lugar donde madre e hija viven juntas, solo había un sofá para dos personas, lo que significaba que el único lugar para recibir a un invitado era la mesa del comedor.

La madre de ella nos ofreció té y nos invitó a compartir las golosinas que les había traído como regalo.

Finalmente, después de asentarnos frente a frente, logré presentarme y saludar, aunque aún me sentía nervioso.

"Mucho gusto. Soy Ferdinand Ehrenfest, salgo con Urano. Trabajamos en la misma universidad, donde soy profesor de segunda lengua extranjera y también investigador en farmacología."

"Quiero casarme con él algún día, así que pensé en presentárselo a mamá pronto."

Aunque quería concentrarme en la conversación con su madre, fui sorprendido por el comentario inesperado de ella.

"¡Espera un momento! ¡Tú...!"

"¿No es lo que quieres?"

No pongas esa expresión de decepción tan obvia.

No es que no quiera, pero este no es el momento adecuado.

"Eso es correcto, pero eres joven y acaban de presentarte. Hablar del futuro con alguien que apenas conoces podría poner incómoda a tu madre."

Pensé que la estaba reprendiendo por su imprudencia y pidiéndole que fuera un poco más considerada, pero en ese momento su madre dijo, "No, no es un problema."

"No me incomoda en absoluto. Me sorprendió, por supuesto. Siempre pensé que mi hija acabaría casándose con los libros y la biblioteca para toda su vida. Pero estoy feliz de saber que ha encontrado a alguien con quien desea casarse."

"Es cierto que, si no hubiera conocido a Ferdinand, probablemente habría seguido casada con mis libros y la biblioteca."

"Oh, ¿es eso una confesión de amor?"

"Es solo que quiero presumir de mi querido novio, con quien finalmente pude empezar una relación."

"No puedo creer que haya llegado el día en que mi hija, Urano, se jacte de tener un novio. Es algo emocionante."

La conversación ligera entre madre e hija mostraba la buena relación y confianza que tenían, y era agradable de ver.

Mientras observaba en silencio, el tema de la conversación volvió a centrarse en mí.

"Si dices que finalmente pudieron estar juntos, ¿significa que se hicieron novios hace poco? Noté que desde el inicio del verano, Urano había estado saliendo más, dejando los libros de lado. ¿Era Ferdinand con quien salía?"

"Sí. Nos conocimos en la universidad en primavera, y como a ambos nos gustan los libros, congeniamos. Nos fuimos acercando poco a poco, y al inicio de este año finalmente pudimos confesar nuestros sentimientos."

"Bueno, ambos tuvimos malentendidos que nos hicieron dudar, así que tardamos en comenzar a salir... pero antes de que lo notáramos, la gente ya creía que estábamos juntos."

Aún no era el momento de contarle que fui yo quien creó esa percepción en nuestro entorno.

Solté un suspiro para aliviar mi tensión y miré a la madre de Urano con una expresión más seria.

"Empezamos a salir hace poco, pero siempre he valorado a Urano. Como ella mencionó antes, estoy pensando seriamente en nuestro futuro. Quiero pasar mi vida entera con ella. Por eso, deseaba conocerla a usted. Gracias a que usted la trajo al mundo y la crió tan bien, tuve la suerte de encontrarla. Siempre he querido expresar mi agradecimiento. Muchas gracias."

Bajé profundamente la cabeza para expresar, aunque sea una pequeña parte, la gratitud que había acumulado a lo largo de los años.

"Vaya..."

Al levantar la vista, su madre sonreía con alegría, con un toque de lágrimas en los ojos.

"Al contrario, gracias a ti. Estoy muy contenta de que mi hija haya encontrado a alguien que la valora tanto."

"Por favor, sigan cuidándose mutuamente," añadió con una inclinación de cabeza.

Así fue como terminó nuestra primera presentación formal.

Después, la conversación fue mucho más relajada. Hablamos de cosas triviales y compartimos historias sobre Urano, como su obsesión por los libros desde que era pequeña.

Sobre nuestra relación, decidimos previamente mantener los detalles simples y sin complicaciones. Sin embargo, algún día, cuando el tema del matrimonio se vuelva más serio, tengo la intención de hablarle sobre nuestros recuerdos y días pasados en Jurgenschmidt y Alejandría, aunque podría no creerlo.

Después de una segunda ronda de té, la madre de Urano sugirió que fuera a ver su habitación.

Al entrar, me encontré con varias estanterías llenas de libros, y no pude evitar fruncir el ceño.

"¿Has olvidado la razón de tu primera muerte? No has tomado ninguna precaución contra los terremotos."

"Lo recordé hace poco, así que no tuve tiempo. Además, ¿no sería más seguro que Ferdinand investigara por su cuenta y tomara las medidas que le parecieran más adecuadas, en lugar de que yo investigara al azar?"

"Eso puede ser, pero... ¿y si ocurre un gran terremoto antes de que pueda hacerlo? Nadie sabe cuándo sucederá. No quiero perderte tan pronto después de haberte encontrado de nuevo."

Mientras la apartaba suavemente de las estanterías y la abrazaba, decidí investigar sobre los terremotos y tomar medidas inmediatamente al regresar a casa.

Volví a observar su habitación. Aunque estaba llena de libros, era un espacio cómodo con un toque femenino.

Parecía contenta con el abrazo, y cuando nuestras miradas se encontraron, sentimos una conexión profunda.

Nos besamos por primera vez en este mundo, y fue un beso dulce.

"Sigues siendo tan dulce."

"¿Incluso sin maná?"

"Incluso sin magia."

Susurramos en voz baja, riendo.

"Tal vez todo tu ser esté hecho de algo dulce. Me gustaría investigarlo."

"Oh, por favor, siéntete libre de investigarme toda la vida."

Ella, con una sonrisa encantadora, me pidió algo que sonaba como una propuesta. Por supuesto, acepté y la besé de nuevo, disfrutando de la dulzura de sus labios.

FIN