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En la casa Belmont se podía escuchar el ruido de todos los que vivían ahí o eso al menos pudo darse cuenta lady dambury cuando bajo del carruaje

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En la casa Belmont se podía escuchar el ruido de todos los que vivían ahí o eso al menos pudo darse cuenta lady dambury cuando bajo del carruaje

Mientras tanto en la casa Belmont se podía escuchar el ruido del piano de rose combinando con las peleas constantes ,Elsie y Oliver quienes discutían por un juego

Emma quien estaba en su habitación observo el carruaje de su persona favorita estacionar,dejo rápidamente lo que estaba haciendo y bajo tan rápido como pudo para ver a la única persona que valía la pena en mayfair

—Lady dambury—Sonriendo Jane llegó a la puerta para recibirla con una abrazo,aunque no compartieran lazo familiar era como su tía y una de las mentoras y amigas más especiales de su mamá.

—mirate—Dijo abrazando a su linda niña—Cuanto has cambiado

En ese momento ella sonrio mientras que dambury pudo ver ese brillo,acaricio su mejilla suavemente.

—¿Dónde está tu padre?—en ese momento richard apareció saludando a dambury invitándola a entrar—Ha pasado un tiempo desde que los veo a todos.

Todos saludaron a dambury hasta que se dio cuenta que faltaba una,la más especial de todos y eso no paso desapercibido por nadie.

—¿Dond está Jane?—pregunto esperando ver a su ahijada.

Emma solo sonrió mientras esperaba a que su padre bajara estaba claro que de nuevo Jane se había ido y dambury solo sonrió ya tenía una idea de dónde estaba.

El sol comenzaba a descender en el horizonte, bañando el bosque en un cálido resplandor dorado. Jane, montada sobre su elegante yegua de pelaje castaño, se adentró en un sendero serpenteante, rodeada por la majestuosa arboleda que parecía abrazarla con sus ramas. El viento jugaba con su cabello suelto, deslizándose entre los mechones como si fuera un amigo que le susurrara secretos de libertad.

Mientras avanzaba, las hojas crujían bajo las pezuñas de su montura, creando una melodía suave que armonizaba con el canto distante de los pájaros. Jane sintió cómo su corazón se elevaba con cada galope. En esos momentos, con la brisa acariciando su rostro y el aroma a tierra húmeda a su alrededor, se olvidaba del bullicio de Londres, de las expectativas sociales que la mantenían atada a un mundo de etiquetas y modales.

—¿Qué es lo que realmente quiero?—, se preguntó en voz alta, dejando que la pregunta flotara en el aire. La respuesta llegó rápida y clara: —La libertad— Aquí, entre los árboles, no había obligaciones ni miradas críticas, solo el eco de su risa y el sonido del viento entre las ramas. Era un remanso donde podía ser ella misma, sin la carga de las expectativas.

Mr.Perfectly Fine||Anthony bridgerton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora