𝑰𝑽.

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🌻CAPÍTULO 4🌻

Después de dos horas, la película termina, dejando una sensación extraña en los espectadores, incluido el grupo de tres amigos que asisten a la Universidad de Oda. No porque la película sea mala, de hecho, la película es bastante buena, sino porque se trata de una película que toca una serie de temas con los que muchas persona se pueden identificar, impidiéndoles apreciarla por completo.

Al ver los rostros sombríos de sus amigos, Hatchi suspira. La película también le ha dejado una mala sensación, pero a diferencia de Camie y Luffy, que pueden identificarse con muchas partes de la película, él no puede. Afortunadamente, diría Camie con una sonrisa pequeña. Pero él no se siente tan afortunado en estos momentos, no cuando sus amigos parecen estar atrapados en recuerdos tormentosos.

Sabiendo que están demasiado absortos en sus pensamientos como para darse cuenta de que es hora de irse, Hatchi se encarga de guiar a Camie y Luffy hacia la salida del cine.

⏤Creo que iré a buscar el coche ⏤No creo que ni Camie ni Luffy estén listos para conducir ahora mismo, piensa Hatchi con el ceño fruncido⏤. Camie, ¿me das las llaves del coche? ¿Camie?

⏤ ¿Eh? Lo siento. Estaba... Da igual. ¿Qué estabas diciéndome?

⏤Te estaba pidiendo las llaves de tu coche ⏤Camie arquea una ceja⏤. No creo que Luffy o tú debáis conducir ahora mismo.

Camie frunce el ceño. No puede afirmar que la película no les ha afectado porque lo ha hecho, y demasiado.

Tal vez la próxima deberíamos buscar información sobre la película, se dice a sí misma. Nunca les ha gustado hacerlo, se conforman con ver los tráilers y, a veces, cuando se dejan guiar por la recomendación de algún amigo o compañero de clase, ni siquiera eso. Pero supone que es mejor estar al tanto de uno o más spoilers que llevarse una sorpresa desagradable.

⏤Eso probablemente sería lo mejor, sí.

El trayecto hasta el apartamento que los tres han alquilado no está lleno de bromas y risas como de costumbre, sino de un silencio incómodo, casi sombrío. Están demasiado absortos en sus propios pensamientos, demasiado afectados por una película, como para intentar romper ese silencio de alguna manera.

Ni siquiera Luffy, que odia profundamente los silencios incómodos, tiene muchas ganas de hablar. Al contrario de lo que hubiera hecho en cualquier otra situación, él suspira y apoya su cabeza en el frío cristal de la ventana izquierda del asiento trasero del coche. Y aunque sus ojos parecen observar fijamente todo lo que se puede ver a través de la ventana, en realidad su mente no está en el presente.

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Monkey D. Luffy nunca se ha considerado una persona que odie muchas cosas, pero si hay algo que odia, además de la traición y la deslealtad, es la soledad. Más que odiarla, se puede decir que es uno de sus temores más profundos, un miedo del que nunca ha hablado en voz alta.

Estar solo no es lo que le da miedo. No realmente; lo que le aterroriza profundamente como pocas cosas pueden hacerlo es el pensamiento de que no tendrá a nadie a su lado, de que no habrá nadie dispuesto a darle un abrazo y suavizar su caída al abismo, de que no habrá nadie que quiera protegerlo y dejarse proteger a cambio. La única otra cosa que teme más que eso es perder a sus seres queridos, que se preocupan por él, lo protegen y lo aman tanto como Luffy se preocupa por ellos, los protege y los ama.

Puede que tenga la fuerza de voluntad necesaria para aprender a vivir sin ellos, para seguir adelante y recordarlos, más temprano que tarde, con una sonrisa, pero eso no significa que esté preparado para perder a cualquiera de sus seres queridos. Tampoco significa que quiera volver a experimentar esa dolorosa sensación.

La voluntad de AceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora