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Un día, Yu Mingyue despertó, encontrando un pesado libro colocado sobre su almohada, justo a un lado de su rostro. Adormilado, lo tomó, no tenia título, se veía gastado y tenía un olor a viejo, era raro tener libros en papel en una época en la que escribir en tinta se consideraba obsoleto. Miró la portada por un tiempo, el tiempo que le tomó despertarse por completo. Masajeando su cuello adolorido, Mingyue se congeló.
Alguien entró a mi habitación, entrecerró los ojos, buscando a su alrededor con cautela, no había nada fuera de lugar, ni un solo ventanal abierto y eso solo aumentó el sentimiento de inseguridad en su corazón.
"¡Tío Lu!", sus ojos aún recorrían su habitación, sintiéndose cada vez más incómodo. "¡Tío Lu!".
La puerta se abrió bruscamente, haciendo saltar su ya agitado corazón. Lu Ze entró a la habitación con una pistola de partículas en la mano, escaneado el lugar. Al no encontrar nada fuera de lugar, el hombre se acercó a la cama, su agarre en el arme permanecía tenso. "¿Estás bien, pequeño maestro?".
Mingyue apretó el pesado libro en su regazo. "¿Quien dejó esto en mi cama?", había un ligero temblor en su voz, frente a su tío Lu, mostró su incomodidad y esa astilla de miedo en su corazón.
Alguien había estado en su habitación, alguien había entrado y lo había visto dormir. Mingyue se estremeció, sus dedos estaban blancos contra el viejo libro.
Lu Ze miró el libro, sus ojos se oscurecieron, no guardó su arma, pero se inclinó y con su mano libre, acarició el pelo del pequeño omega tembloroso. "Oye, oye, respira más despacio, ¿está bien?, más despacio", suavizó su voz hasta volverla un arrullo, se obligó a no liberar sus propias feromonas para calmarlo, temiendo comprometer algún rastro en la habitación.
Mingyue cerró los ojos y se aferró con ambas manos al brazo que acariciaba su pelo, sus uñas se clavaron en la carne del alfa pero Lu Ze no mostró el más mínimo signo de dolor.
"Eso es, eso es", recargó su frente en la de su pequeño maestro respirando exageradamente fuerte para que el cachorro lo imitara. Tras un momento de consideración, Lu Ze enfundó su arma y pasando su brazo ahora libre bajo las nalgas de Mingyue, lo cargó.
El Omega soltó su brazo y se abrazó a su cuello, cansado. "Estoy calmado, puedes bajarme".
Lu Ze sintió los delgados brazos apretar más fuerte su cuello. "Puedo sostenerte el tiempo que quieras".
"Tengo 17 años, no necesito que me sostengan", enterró su rostro en la garganta de su tío Lu, buscando confort en el olor que la mitad de su vida, había asociado con la protección.
Lu Ze sonrió, encendiendo su comunicador para enviar un mensaje. "¿Tienes 17 ya?, Pero eres tan pequeño", el olor agrio de la ansiedad aún le picaba en la nariz, empezó a balancearse. "He visto huevos Zerg más grandes que tu".
"Estoy en crecimiento, el hermano mayor dice que seré tan alto como mamá".
El alfa tarareó. "Te pareces mucho a ella".
El pequeño Omega estaba deshuesado en su agarre, finalmente relajado.
Mingyue suspiró y soltó su agarre en el cuello de Lu Ze. "Ya puedes bajarme".

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Gliese 1132b
FantasiEsta es la historia de un carne de cañón que un día, tomó consciencia y descubrió que es el personaje de un libro.