-Tan cerca y tan lejos-

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Todos estaban cansados, el calor seco reinaba en esa época del año y ellos estaban ya tostados como pan para el desayuno, mientras descansaban un poco, Charlie busco en su bolsa el bloqueador solar y se puso en la cara y los brazos, lo que era un poco ridículo porque pronto caería la noche, no quedaban ya muchas horas de sol, sin embargo la piel ya empezaba a arderle por haber perdido su sombrero durante la persecución con la policía y no quería quemarse más, ni con las lámparas de la cafetería, no se sentía mejor que en la mañana, aunque ahora su mente estaba ocupada, también empezaba a sentir ansia por ver la maldita instalación artística que les había costado tantas molestias, y eso era bueno, porque si su mente estaba concentrada en un objetivo entonces no podía divagar con odiosas comparaciones y presiones sociales, saco su espejo de su bolsa, era muy pequeño y apenas veía una parte de su cara, pero tenía la impresión de que para esa hora del día ya lucia como si llevara toda su vida en la selva, así que aprovechando que estaban en la cafetería se fue a refrescar al baño, su hermana la siguió y los "hombres de la casa" se quedaron solos mirando el partido, sentados en la barra con las piernas abiertas ocupando el doble de espacio, algo que estresaba mucho a Pucca porque lo consideraba una falta de consideración con las demás personas, pero como igual estaban solos en la barra no les dijo nada.

Al llegar al baño descubrieron que solo era uno, así que Charlie se quedó arreglándose en el espejo, a la vista de todos, de pie en el pequeño pasillo mientras su hermana usaba el sanitario. Cómo lo sospechaba, el sudor hacía que su cara se viera hinchada, brillosa y sucia, Carla "Charlie Peanuts" sacó un pañuelo desechable de su bolsa y se quitó el brillo de la cara con él, luego se enjuagó el rostro y se secó con otro pañuelo, retocó su bloqueador solar y también el brillo en sus labios, su cabello estaba enmarañado y espantoso (en opinión de ella misma, que era muy dramática), así que sacó su pequeño cepillo y también su spray contra el frizz, acomodo con mucha paciencia su cabello y no había terminado de peinarlo cuando Pucca la movió con un golpe de cadera para que se quitara del lavamanos, quería que la dejara asearse también. Las dos hermanas empezaron a empujarse como niñas pequeñas y Pucca le salpico agua jugando, pero Charlie no estaba de muy buen humor ese día y no lo encontró gracioso, la llamó "niña estúpida" y se fue muy molesta a terminar de arreglarse en la barra, aunque ambas eran hermanas y su familia nunca había hecho distinción entre ellas, nunca habían logrado llevarse del todo bien, una era el sol, la otra la luna, una era un día caluroso y abrasador como ese, y la otra uno de esos días lluviosos y grises que se prestan para tomar café, ninguna era mejor que la otra, en opinión de Lucas las dos eran un dolor de trasero, pero seguían siendo su adoración, a partes iguales.

Pucca se lavó y seco las manos para luego ir a rebuscar en la mochila de su hermano su propia bolsa y sacar su brillo de labios y una liga para su cabello, quiso que su hermana le prestara algunas cosas, pero ella seguía molesta y se rehusó, otra vez comenzaron a discutir como niñas, Lucas prefería no intervenir siempre que se ponían así, sabía que después de un rato se les pasaría y volverían a ser tan amigas como antes de la tormenta, pero en cambio cuando se entrometía todo se hacía más grande, luego se encontentaban y se dedicaban a atormentarlo, así que las ignoro, pero Armando no. Su hermano trató primero de que Charlie compartiera sus cosas con su hermana, pero ella le lanzo una mirada de pocos amigos y con una sola palabra lo obligo a cambiar de estrategia, ella le dijo "pusilánime", Armando respiro hondo y luego sacó las cosas de Pucca de su mochila y le recordó que tenía que aprender a ser responsable, no podía crecer dependiendo de otros, si quería algo debía conseguirlo por sí misma, así que le aconsejo arreglarse con lo que tenía y dejar en paz a Carla, obviamente eso no resulto, la menor se puso roja como un tomate y luego lo llamo "traidor", se levantó muy enojada y regreso al lavabo, Lucas no pudo contener la risa, Armando lo regaño por "consentirlas demasiado", pero su tío no cayó en la provocación, conocía muy bien a los tres, primero peleaban entre ellos, luego se peleaban con él, era como jugar a la papa caliente, se iban arrojando la bola uno al otro y el único que perdía era el idiota que llegaba al final del conflicto, él no quería saber nada de esas boberías.

LA ESPERANZA MUERE AL ULTIMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora