01

6 1 0
                                    

Diferente, magnético, imponente, eso repetía mi mente cada vez que posaba mi mirada en él. Me preguntaba si podía acercarme, si existía alguna posibilidad de que esos hipnotizantes ojos se fijaran en mi.

Seguí en mi ensoñación viendo a ese cuervo, una ensoñación que me llevaba más allá de todos mi sentidos, que me hacía sentir helado, que hacía sentir cada extremidad de mi cuerpo paralizarse...pero mi ensoñación se vio interrumpida por una voz detrás de mi.

- Shouyou, Shouyou!- oí a la distancia mi nombre repetidas veces, gire mi rostro hacia la dirección donde provenía mi llamado, oh, sonreí ligeramente al darme cuenta de quien se trataba.

-Kenma- pronuncie su nombre con suavidad, y le regale esta vez una gran sonrisa, la sonrisa que caracterizaba mi ser. —¿Qué ocurre? ¿Por qué tanta urgencia hacia mi llamado?— cuestione curioso debido a su agitación, no era común ver a Kozume respirando frenéticamente y alcanzando oxígeno del que habia perdido. Espere una respuesta, aunque tardaría, él se encontraba realmente cansado.

- Disculpa, solo venía a saber cómo te encontrabas, últimamente he notado que has estado distraído, y se me hace un poco extraño.

Le oí decir, solo me límite a sonreír levemente, entendí a lo que se refería, y está en toda su razón, mis últimos días han sido algo distintos, no por algo en mi hogar o en mi vida personal, pero... Todo cambió, sí, cambió, mi corazón ahora se encontraba estremecido, latente y veloz, como si hubiera recorrido muchos kilómetros sin parar. Mire de nuevo sus rasgados ojos, y suspiré pesadamente.

-Tranquilo Kenma, todo está bien conmigo, comprendo tu preocupación y realmente me alegra saber que te preocupas por mi, es decir, Kozume Kenma, ¿Preocupado por mi? Es realmente sorprendente- bromeé mientras dejaba fluir de mis labios una sonora carcajada, mire a mi amigo que se encontraba en frente y note como sus ojos se volvían blancos en un gesto de desaprobación mientras su ceño ligeramente se fruncia.

- Idiota.

le escuché decir, para luego escuchar una pequeña risilla de su parte, él entendía mis bromas, y eso me relajaba.

- Ya, pero de verdad te agradezco la preocupación, eres mi amigo favorito Kenma kenmaaa!! - esboce una sonrisa y lo abrace fuertemente. — ¿Qué te parece si vamos a la cafetería? Tengo mucha hambre.- lloriquee.

Él solo asintió mientras se separaba de mi abrazo, reí bajo y tomé lugar a su lado, nuestro camino comenzó mientras hablábamos temas triviales, sobre como el trabajo en la universidad cada vez se colocaba más agotador, pero era de esperarse, ya era nuestro último año, casi un pie para graduarnos.

Seguimos nuestro camino hasta llegar, mi vista había estado distraída observando mis pies mientras hablaba con Kenma, pero, al estar dentro de la cafetería, mi piel se estremeció, mis sentidos se paralizaron, mi respiración fue agitada, y mi corazón se detuvo un leve segundo. De nuevo, ahí se encontraba esa magnética mirada, pero era distinta, está vez se cruzo conmigo, quizás leves segundos, pero segundos que se hicieron eternos para mí, solté un pequeño jadeo provocado por la impresión. Me sentí tan pequeño en ese momento, me cohibi en mi lugar, y decidí despertar de ese ligero trance, mi mirada se aparto del dueño al que pertenecen tales obscuros y profundos ojos.

Mi corazón estaba acelerado, mis piernas se movían en automático, mis manos picaron en desesperación, solo pude cerrar mis ojos y respirar profundo. A mí lado aun se encontraba Kozume, me miraba intrigado, y muy asustado, rayos, ¿Tan mal me encontraba? Lo más probable es que si.

- ¿Shouyou?- dirigí mi mirada hacia mi amigo, realmente se encontraba asustado. —¿Te sientes bien? Te noto demasiado tenso— ahí estaba de nuevo, preocupado por mi, quise responder, pero mi voz no producía sonido alguno, me límite a negar, realmente no me encontraba bien.

Él rápidamente tomo mi mano y me saco de aquel lugar lleno de personas, mi mente estaba desconectada de alrededor, ¿Qué me pasa? Me preguntaba a mi mismo, no entendía que me pasaba, solo de la nada me sentía paralizado.

Pero solo sabía que eso ocurría cuando me topaba con él.

Paré mi andar de golpe, y mi mirada se despegó del suelo, mis ojos picaban, mire a Kenma, él se acercaba y tomaba mis manos, repetía palabras que por mas que quisiera decir algo simplemente mi voz no fluía.

Aleje mis manos de las suyas, y está vez, solo pude abrazarme a él, no entendía lo que ocurría, ¿Por qué me pasa esto cada vez que él está cerca de mi? No lo lograba comprender, nunca he cruzado palabras con él, entonces ¿Por qué? Mi mente indagaba, mientras apresaba a mi mejor amigo en mis brazos, queriendo nunca que me soltará.

Aleje mis manos de las suyas, y está vez, solo pude abrazarme a él, no entendía lo que ocurría, ¿Por qué me pasa esto cada vez que él está cerca de mi? No lo lograba comprender, nunca he cruzado palabras con él, entonces ¿Por qué? Mi mente indagab...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Desde que llegué a esta universidad, desde que llegué a esta ciudad, mi vida ha sido distinta, quizás han pasado años desde eso, pero nunca podré acostumbrarme, cada día que pasa la vivo en automático, como si ese fuera sólo mi deber.

El día de hoy no era nada distinto al resto, alumnos pordoquier, yo sentado poniendo toda mi ateción al profesor, frunciendo mi ceño cuando no entendía alguna parte de la explicación de la clase, estaba irritado, sólo quería salir de ese lugar.

Bajé mi mirada hacia mi tablet, donde se encontraban algunos apuntes, podría durar toda la clase en esa posición, pero algo, una energía extraña se posaba sobre mi, no evite girarme a descubrir de que se trataba, grande fue mi sorpresa al notar que esa energía se trataba nada más que de un alumno con los cabellos naranjas, tan fuerte el color como una mandarina, y sus grandes ojos color miel posados ahora en mi mirada, mire extrañado, eso me hizo irritar más, y solo voltee mi rostro de nuevo hacia la tablet, ¿Qué rayos? Eso se repetía en mi mente.

Suspiré pesadamente, esperando que la clase terminará.

Para mí suerte, está culminó más rápido de lo que esperaba, respire ondo y comencé a guardar rápidamente mis cosas, tome mi mochila y sali de manera fugaz del aula.

Mi trayecto era solitario, desde los años que estoy en esta ciudad y nueva universidad no he logrado hacer amigos, quizás no era lo suficientemente bueno para entablar relaciones, aunque tampoco hacía el minimo esfuerzo por querer relacionarme con alguien, disfrutaba de mi soledad, pasar desapercibido.

Me escabulli en medio de los pasillos para llegar a la cafetería, la comida quizás no era la mas agradable para mí, pero tenían máquinas dispensadoras donde se encontraban mis leches favoritas, por ese simple hecho, pisaba ese estrenduoso lugar.

Camine lo más rápido posible, pero sin llamar tanto la atención, hacia el espléndido lugar donde se hallaban las leches más deliciosas que podrían existir, me acerque con cuidado y precisión, sin tener que chocar o tropezar con alguien, exitosamente lo logre, y cuando estuve a punto de tomar la pequeña caja donde se hallaban tal delicia, mis ojos subieron hacia al frente, chocando nuevamente con aquellos grandes ojos miel, me paralice un breve segundo, pude notar como el contrario pareció sufrir una crisis, sus mejillas se tornaron en un visible carmesí, tierno, pensé.

Rápidamente baje mi mirada al notar como este era arrastrado por su acompañante, me sentí confundido, pero me límite a suspirar, tomé entre mis manos lo que tanto anhele, y me fui de aquel lugar así como había llegado, en silencio, y concentrado en mi andar.

Nueva obra, nuevo ship, ok.

CinnamonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora