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Me encontraba a fueras de la universidad, luego de la agitada jornada que habia transcurrido, luego de los anteriores sucesos junto con kenma y luego de sentir que podia morir. Mi mirada se dirigía hacia las frías calles que se encontraban, automóviles pasan con rápidez y el tiempo era fugaz, tomé una bocanada de aire y me puse en marcha mi caminar rumbo a mi hogar, ya era un poco tarde, por lo tanto acelere mi paso, hacia frío, la noche estaba helada, sentí mis huesos estremecerse debajo de mis delgadas prendas.

Mi caminar fue aumentando hasta llegar a una pequeña tienda, opte por ir al pequeño local, mi garganta se encontraba seca, necesitaba agua, así que mis pies se dirigieron al lugar y entre a este siendo recibido por el sonido de la campana anunciando mi llegada.

Mire a mi alrededor, y mi camino continúo por los estantes que me rodeaban mientras buscaba aquel líquido que saciaria mi rasposa garganta. Cuando llegue a una de las neveras, tome la botella y fui directo a la caja registradora.

— Buenas noches — anuncie llamando la atención de la persona que se encontraba allí, me miró y me devolvió el saludo.

— ¿Solo será esto?— cuestionó mirándome con su entrecejo levemente fruncido.

Yo asentí lentamente y le di el dinero esperando mi cambio, en ese pequeño lapso la puerta de la tienda fue abierta y a su vez la campanilla sonó dejando a su paso un incómodo silencio, mi mirada se poso hacia aquella dirección y sentí que padeleci. De nuevo, de nuevo esos penetrantes ojos se encontraban allí. Me puse instintivamente nervioso, mis manos las sentí frías y mi respiración se entre corto.

El de ojos profundos y de cabello negro como la noche me miró de soslayo, pude notar como se tensiono, pero aún así seguio su camino entre los estantes y mis ojos no lo querian perder de vista.

Estaba totalmente ensoñado en la figura de aquel chico, dure en mi mundo durante unos minutos, pero salí de mi trance debido a que oi la voz del joven a mi lado, haciéndome llamado para tomar la botella que recientemente había comprado.

— Disculpe, gracias —tome la botella, y justo cuando iniciaría mi camino fuera del lugar, senti a ese chico detrás de mi, rayos, hasta su presencia era tan magnetica y atrayente. Gire levemente mi rostro y por mi visión perfierica lo ví entregando sus compras.

Di un pequeño salto del susto al oir su voz, su voz... Tan hipnotizante, mi cuerpo sintió millones de choques eléctricos, me sonroje suavemente, y menee mi cabeza para concentrarme y poder salir de ese lugar.

Pero antes de hacerlo, escuché nuevamente su voz...

— Ey.

oí como me hacía llamado, me tensioné nuevamente y gire sobre mis talones para encararlo.

Padeleci, sus orbes me miraban fijamente, su presencia me hacía sentir aun mas pequeño, sentí mis mejillas arder por el calor que se hacia presente.

— s-sí...? —a duras penas pude decir, estaba demasiado nervioso, ese imponente chico que he observado desde la distancia hace tiempo se encontraba allí, al frente mío, mirándome fijamente.

— ¿Cómo te llamas?

su voz salió de nuevo de forma magnética, estaba preguntando mi nombre!!

— Y-yo...— tartamudee, mi voz salió en un hilo y carrespee mi garganta para después tratar de reponerme.  — Mi nombre es... Es Hinata Shouyou.

Note como sus labios se habrían formando una leve "O", en mi mente fue lo más lindo que pude presenciar en toda mi desgraciada vida.

— ¿Cuál es el tuyo?— me animé a preguntar, él parecio dudar un poco.

CinnamonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora