Capítulo 1: "Pesadillas."

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Me despierto con el cuerpo bañado en sudor y la respiración agitada. No sé qué significa ésta pesadilla aunque la he tenido muchas veces.

Mientras intento controlar los temblores que recorren mi cuerpo, recuerdo varios fragmentos de mi sueño: las explosiones, el aroma, los gritos de la mujer y del niño... Me estremezco al escuchar su chillidos de nuevo en mis orejas, y varias preguntas cruzan mi cabeza rápidamente: ¿quién era ella? ¿qué quería?, y, sobretodo, ¿por qué me buscaba a mí?

Cuando por fin intento dejar de pensar en eso, miro el reloj que está sobre mi mesilla: las tres y veintisiete de la madrugada. Le he estado dando vueltas al asunto durante dos horas. 

Debo dormir: más tarde tengo que presentar dos exámenes en el instituto y no quiero dormirme en mitad de alguno de ellos.

Cuando recuesto la cabeza sobre la almohada, pienso una última vez en la mujer, en el pequeño y en lo familiares que me parecían, pero antes de que pueda sacar ninguna conclusión, caigo sumida en un sueño intranquilo.

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Me despierto cuando mi alarma suena a las seis en punto. Abro los ojos y la luz de los reflectores que pasa a través de mi ventana me taladra las retinas. Son reflectores porque hace años hubo una guerra, que culminó con una gran explosión y todo el mundo se volvió oscuro para siempre. A menos eso me enseñaron en el instituto.

-¡Agh! ¡Marjorie!-grito. Marjorie es una de mis hermanas.  En total tengo tres: dos niñas, un niño y luego yo. Con dieciséis años soy la mayor, luego siguen Marjorie y Josephine, de doce, que son gemelas. El más pequeño es Abraham: tiene siete años y es el que tiene más parecido a mi. Ambos tenemos el cabello castaño oscuro y los ojos grises, aunque los míos parecen lilas. 

Marjo, como la llamo cuando estoy de buenas, es la más traviesa de nosotros cuatro. Seguro ella abrió mis cortinas, porque yo siempre las cierro antes de dormir. Justo en ese momento, ella entra a mi habitación, aún vestida con el pijama rosa pastel:

-¿Si, Alie?-contesta usando mi sobrenombre-¿qué necesitas?

"Será cabronaza"- pienso mirándola con los ojos entrecerrados. Está intentando hacerse la inocente, pero su sonrisa, que cada vez se ensancha más, dice todo lo contrario. 

-¿Qué te he dicho acerca de poner un pie en mi cuarto?- le digo entre dientes. Veo que su sonrisa comienza a desaparecer de su rostro. "Bien, sigue así, la estás intimidando."-¡Te lo he advertido cientos no, miles de veces, Marjorie! ¡Estoy harta de repetírtelo! ¡Eres una señorita, pero por tu actitud pareces más pequeña que Abraham! ¿Cuándo llegará el maldito, o mejor dicho, bendito día en que madures? ¡¿Cuándo?!

Inhalo y exhalo para tranquilizarme. Quiero seguir gritándole, pero en un segundo, su cara se contrae por el llanto. "Genial."

-¡¿Por qué eres tan cruel conmigo?! ¡Te odio!- la miro impasible mientras busca palabras para herirme. Su mechones de cabello negro rebotan es sus hombros a causa de sus sollozos- ¡Ojalá y te vayas pronto! ¡Por tu culpa vivimos así! ¡Por tu culpa mamá tiene que trabajar doble! ¡Por tu culpa papá murió y ...!- antes de que termine su frase, cruzo su cara con una bofetada que hace que se adormezca la mano.

-¡NO SE TE OCURRA DECIRME ESO! ¡¿QUIÉN CARAJO TE CREES PARA HABLARME ASÍ?!-le grito fuera de mi mientras la tomo del brazo y la lanzo contra la pared- ¡¿QUIÉN?! ¿ACASO CREES QUE NO SUFRO LO SUFICIENTE? ¡NO NECESITO QUE ME ECHES LA CULPA TU TAMBIÉN, PORQUE YA TENGO SUFICIENTE CONMIGO!- lágrimas de rabia brotan de mis ojos, pero me las enjugo rápidamente. La miro y ella se encoje. La tengo aprisionada contra la pared. - ¡Yo también trabajo para mantener a ésta familia junto con mamá! ¿Y qué haces tú? ¡Quejarte una y otra vez sobre todo! 

Destrucción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora