Capítulo 9.

107 14 5
                                    

Pov Alondra.

Silencio.
Es todo lo que había después de que subí al auto de Rai, esto es bastante incómodo para mi, y pienso que también para ella, Dios, ¿cuándo termina está tortura?, es muy raro todo esto.

-Emh, ¿cómo va tú curación? -escuché la voz de Rai a un lado de mi, haciendo que el silencio por fin terminara.-

-¿Curación?, ah, la curación, si, mhm bien, supongo, algunos moretones, tuve que llegar ayer y esconderme rápido en mi cuarto, para que mamá no se diera cuenta, y me viera.

-Waoh, López, ¿y para salir hoy a la escuela cómo le hiciste?

-Rai, ¿no lo notaste? -voltee a verla, pero ella no a mi ya que su mirada estaba puesta en el camino.-

-¿Notar qué? -ahora si volteó un momento hacía mi, ya que la carretera estaba libre.- Los moretones... -miro el camino.-

-Ajá. -levanté mi ceja.-

-En tú rostro...

-Si?

-No están. -una vez más hacia mi, yo asentí.- Es casi imposible que se borren en menos de un dí...No puede ser!, ¿usaste maquillaje?

-Puede ser.

-Dios, casi ni se nota, es genial. -asentí.-

-Fue el único método que encontré rápido, y lo usé, así sin más, odio el maquillaje en mi, pero hoy fue una excepción.

-Por primera vez el cerebro te funcionó rápido, y te dio una idea, López, que milagro.

-Para ti nunca puede haber una plática normal, ¿cierto?

-¿De qué hablas?

-Siempre que avanzamos un poco, me dices cosas, o tratas de ofenderme.

-¿Avanzar?, en tú mente, Michelle, yo no quiero tener algún tipo de avance contigo.

-Pues ni yo contigo, pero el estar aquí sola contigo en tú auto, me resulta muy incómodo, así que encuentro algún modo de que no lo resulte tanto.

- Yo buscaba lo mismo, por eso te saqué plática, no porque me apetezca mucho hablar contigo.

-Pues yo también por eso te respondí! -Ella solo soltó un bufido.-

¿Qué?, se dan cuenta que todo lo que dijimos Rosario y yo fueron incoherencias, todo mal, wtf, pero a huevo queremos discutir.

Pov Rai.

Después de varios minutos de tortura, estábamos a nada de llegar a casa, ¿quién me manda a vivir tan lejos?, lo odio, odio tener que levantarme más temprano de lo normal para llegar a la escuela a tiempo, odio tener que conducir hasta allá y de regreso igual, pero más odio tener que llevar a Alondra a un lado de mi, pero me tenía que ofrecer a llevarla, le hubiera dicho que agarrara un bus o algo, pero no, tuve que traérmela yo, agh.

-Llegamos. -por fin-

-¿Está es tú casa? -dijo Alondra viendo solo el gran portón desde afuera.-

-Mhm. -el portón comenzó a abrirse y yo avancé en el auto.-

-Es enorme.

-Tiene sus desventajas, es bastante fría. -estacione el auto y baje de este, segundos después Alondra bajo también.-

-No sé cómo puedes vivir aquí y ser tan amargada, yo sería plenamente feliz por el resto de mis días.

-¿Quién dice que no soy feliz?

Entre el Odio y el Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora