01. Cena familiar.

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Levi.




La casa de mis suegros no era mucho de mi agradó, la verdad no tenía ni idea de cómo decirle a Farina que no me gustaba venir con su familia, mucho menos ver al odioso de su hermano.

Nunca entendí porque tanto odio hacia el.

Miraba a mi alrededor, parecía que todas la personas del lugar eran únicamente familia. De verdad que era una familia grande.

—¿No ha llegado tu hermano, Fari? –Una mujer mayor se acercó a mi novia.

—Aún no, creo que fue por su pareja.

—¿El pequeño Floch ya tiene novia? –Preguntó la señora con un gesto de sorpresa.

Farina asintió como respuesta y la señora sonrió.

—Seguramente la muchachita es muy afortunada.

Mmmh, no.

La señora se dispersó entre los invitados dejándonos solos de nuevo.

—No entiendo que le sucede a Floch. Se supone que es algo familiar. –Le oí decir.

—Yo no soy de la familia aún.

Ella rodo los ojos —Contigo es diferente, tu serás mi marido pronto. Además todos ya te conocen, esa tonta y Floch apenas y salen hace unos meses.

—No te cae bien tu cuñada ¿Eh? –Le pregunte algo divertido con sus expresiones.

—La verdad es que no. Me da mala espina. –Comentó disgustada.

Me quedé callado, me preguntaba que mujer en el mundo le habría hecho caso al sonso de Floch.

Las puertas de la entrada principal se abrieron anunciando la llegada de alguien. Floch Forster con su acompañante.

Una joven de estatura normal, tal vez 1.64 centímetros, cabello un poco más arriba de los hombros y rubio, una piel pálida, la nariz respingada con unos labios rosados carnosos.

Con un cuerpo escultural, espalda fina y delgada, unos pechos firmes y redondos acompañados de una cintura pequeña y abdomen plano.

Caderas anchas y muslos gruesos, sus piernas eran lindas, además de su notable trasero redondo y grande.

Llevaba un vestido color negro que resaltaba su cuerpo, unos Lady Blade de Cesare Paciotti la calzaban, amaba ese tipo de calzado. Unos aretes que estaba seguro que valían millones, vestía bien, le gustaba lo bueno.

Parpadee dos veces y fue ahí donde reconocí a esa belleza de mujer.

No podía creerlo.

























Acaso es ¿Jane?

No lucía para nada como la Jane que yo conocí. No era ella.

Floch tenía su brazo entrelazado con el de ella. Tenía una expresión normal y neutral, como si este tipo de eventos no fueran para nada nuevos para ella.

Sentí mi corazón acelerarse cuando por fin me miro directo. Me miro fijamente a los ojos y después como si yo fuera nadie desvío la mirada.

Es lo que te has ganado.

Fui un desgraciado con ella y esperaba que todo estuviera como si nada, ¿Qué esperabas, Ackerman? ¿Qué corriera a saludarte?

Baje la mirada levemente, estaba incómodo la verdad.

❝ Guiltys | Levi Ackerman ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora