02. Nostalgia.

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Estando en la casa de mis padres miraba por la ventana el amanecer, había llegado temprano para desayunar con ellos. Ambos estaban envejeciendo y cada vez eran más dependientes de mi.

No me molestaba venir con ellos debes en cuando, era agradable charlar mientras una dulce taza de café nos relajaba la mañana. Mi antigua habitación estaba tal y como la dejé el día que me fuí.

Me despegue del cristal para comenzar a divisar mis ojos por aquella grande habitación de colores pálidos. Esa cama de roble tan preciosa que mi padre había mandado a hacer para mi, cada detalles de ella tenía curiosidad y gracia.

Me senté en la cama viendo a aquel clóset, clóset donde aún habían prendas mías y algunas cajas con cosas. Abrí la puerta de el y una ligera capa de polvo se desprendió, estornude debido a mi sensibilidad al polvo pero luego me incorpore en lo que hacía.

Vi mi ropa antigua y algunos disfraces de mi niñez, a mi madre le gustaba conservar todo ese tipo de cosas. La ropa ya estaba muy desgastada y vieja, coloque un mechón de cabello detrás de mi oreja y me puse de cuclillas.

Miraba todas esas cajas seguramente algunas con zapatos y otras con ropa. No entendía esa impulsividad de guardar tanto.

Abrí unas cuantas cajas para ver su contenido pero casi todas tenían lo mismo que las anteriores. Suspire decidida a levantarme y rendida a encontrar algo interesante.

Hasta que mis ojos encontraron esa caja.

Esa maldita caja.

Me incline un poco para tomarla entre mis manos y la observe con atención recordando, creí que mi mamá la había tirado, estaba pesada y era de buen tamaño, no recordaba con claridad su contenido. Me levante y la coloque en la cama.

Con la palma de mi mano limpie el exceso de polvo y de nuevo estornude. Abrí la caja con cuidado para ver su interior.

Me tope con esos dulces todos caducados, los miré con asco y lo hice a un lado. Varias argollas y collares aún en su empaque, eran de oro por que aún estaban intactas, aquellos brazaletes preciosos que usaba a menudo en esos días.

Todo me traía tanta nostalgia, tantas cartas escritas por el, expresando cuanto me "amaba" según el representaba.

Hasta que encontré ese sobre el cual era el más especial de todos.

Ese sobre con esa hermosa cadena de oro, con un colgante de la mitad de un corazón de diamantes con la "L" grabada en el. Sonreí inconscientemente y con mis dedos sentía la textura de el.

Solía no quitarmelo por nada del mundo, el tenía la otra mitad con la letra "J" y cuando nos veíamos ambas partes se unían por medio de un imán.

Suspire considerando usarlo de nuevo, aún así ya no hubiera nada entre nosotros.

Guardé todo menos la cadena, volví a meter todo al clóset y salí al balcón para sentir la ligera brisa golpeando suavemente mi rostro. Aun con el accesorio en mi mano me recargue en el barandal pensativa.

Levi. ¿Algún día sentiré tu cuerpo otra vez?

Levi.

Frote mis sienes algo cansado, estaba revisando el reporte que Petra me había enviado al correo electrónico pero la laptop me cansaba la vista.

Suspire y me recargue en el respaldo de las sillas, relami mis labios y abrí el cajón de mi escritorio. Sacando esa pequeña caja a la cual recurría casi todos los días.

Saque esa cadena y la sostuve en mis manos, admirandola con un nudo en la garganta. Me remontaba hacia aquellos días que pase con ella.

¿De verdad valió la pena dejarla?

❝ Guiltys | Levi Ackerman ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora