Ora pro nobis peccatoribus
Nunc, et in hora mortis nostrae...
Taehyung pasó un tiempo en estado de completa pasividad, sus días estuvieron limitados a las misas que hacían él y padre Juan, comía la horrible sopa que este preparaba y se encerraba en su pequeña habitación a llorar después de sus oraciones. Se repetía la misma rutina cada vez que el Sol se alzaba en lo alto del cielo y se ocultaba, formó en su corazón una grieta de amargura que poco a poco se expandía por toda su alma.
Estaba deshecho, suplicaba a Dios cada noche lo salvara de ese cruel destino, juró ser un mejor hijo y seguir al pie de la letra sus mandatos para vivir en completa armonía. Nadie lo escuchó, no obtuvo respuesta y tuvo que seguir en esa fría prisión que mataba su espíritu por la desolación de un futuro certero en el que no había cabida para la felicidad.
Hasta que tuvo un despertar al ver, por primera vez desde su llegada, un ave en su ventana que lo llenó de esperanza. Ese animalito tan bonito y sencillo le dio el impulso para tomar las fuerzas que le impidieron derrumbarse.
Su vida sería corta en ese lugar, lo sabía, pero al menos podía hacerla menos miserable.
El templo era lamentable, odiaba realizar las labores de limpieza, pero en esa situación su incomodidad con el mal aspecto del lugar fue mayor que cualquier molestia y por ello decidió poner manos a la obra. Ya que era su nuevo hogar consideró importante hacerle tan acogedor como fuera posible.
Los instrumentos de limpieza eran los más escasos entre todas sus necesidades porque la parroquia a la que pertenecían no los consideraba de primera necesidad y enviaban una muy poca cantidad al mes. Aún así él se despertó temprano para ir al río por un poco de agua, en mitad de la madrugada para no ser visto, como le aconsejó el padre Juan.
Les faltaban trapos para quitar el polvo, alguna escoba en buen estado y trapeadores. Fue todo un reto que asumió con la cabeza en alto.
Barrió como pudo, sacrificó piezas de su guardarropa para limpiar los muebles y el piso. El padre Juan le dijo que se arrepentiría de esa acción después, aunque él lo ignoró por su propio bien, ya que no dejaría que nada le afectara, ni siquiera la pésima actitud de su compañero de casa, que ya estaba muy que rendido con la vida y no hacía más que esperar el dulce descanso que sólo la muerte ofrecía.
Le llevó varios días obtener un resultado medianamente satisfactorio, ya que el lugar se encontraba en un estado deplorable debido a los descuidos que tuvo por años, pero se sintió un poco más tranquilo al realizar un pequeño esfuerzo. Su última labor fue mejorar el aspecto de todas las imágenes que había en el templo.
Sin embargo, esta fue la tarea más difícil de todas, no porque requirió mayor esfuerzo físico, sino porque tenía un problema con ver las escenas ahí representadas.
Le era imposible comprender la razón por la que los católicos tenían esa fascinación por mostrar los pasajes más sangrientos y dolorosos de la historia bíblica en grotescas pinturas o esculturas. Era un poco incómodo ver gente sufriendo en todos lados.
En el monasterio tenían una razón muy clara de porqué esto era así, pues desde una muy tierna edad llevaban a sus monaguillos frente a esas esculturas para contarles todas las historias de sufrimientos que pasaron esas personas por defender a Dios. Recordaba con amargura todas las veces que lo llevaron junto a sus compañeros hacia un templo para que se pusieran de rodillas ante la imagen de un hombre agonizante, con sangre por todos lados, triste; tenía que rezarle a eso, a la muerte sanguinaria en un cuarto iluminado por velas que luchaba por mantener vivas sus pobres llamas acompañadas de música tétrica.
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FIAT VOLUNTAS TUA (KTH&JJK)
FanfictionTaehyung fue enviado al infierno para reivindicar el camino de aquellos desgraciados que entregaron su vida al mal, con la estúpida excusa de que era el siervo más devoto al señor y este lo había elegido por su inmensa fe. Sin embargo, aquello estab...