INTRODUCCIÓN

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Taehyung siempre supo que haría calor el día de su muerte.

Observó el paisaje que dejaba atrás, no era extraño a las montañas, árboles y plantas; había recorrido esos caminos todos los días durante los últimos años. No mostró ninguna emoción, aunque en realidad no sabía qué sentir cuando iba de camino a su tumba.

Las vacas avanzaban con flojera, vigiladas por un hombre en caballo que de vez en cuando las golpeaba, y un perro que les gruñía para hacerlas volver a la fila. Se fijó en algunos niños que corrían por ahí mientras reían con alegría, campesinos haciendo su trabajo, mujeres lavando en el río; todos se giraron a verlo cuando pasaba porque sabían a dónde iba, y lo compadecieron con una despedida triste que él respondía sonriente a pesar de que el nudo en su garganta. Los árboles del camino le daban sombra y un poco de frescura en ese caluroso verano, su estación menos favorita.

Días atrás el obispo pidió reunirse con él y le dio la horrible noticia. No hubo sonrisas o un gesto amable al comunicarle que ya tenían decidida cuál sería su iglesia a partir de ese momento. Taehyung era un coreano adinerado que tuvo la oportunidad de ser enviado desde muy joven al extranjero para estudiar el sacerdocio, para ese momento había olvidado casi por completo sus orígenes, pues la mayoría de sus recuerdos estaban en ese país; pero sus directivos siempre tuvieron bien presente que él no pertenecía a su círculo.

Una vez que terminó sus estudios y llegó el momento de la graduación, le dijeron que regresaría a su país natal para llevar la evangelización a sus compatriotas. El problema era que en Corea ser católico podría considerarse un suicidio, pues aquellos que se atrevían a profesar tal religión eran señalados y condenados por el gobierno, aunado a la discriminación social de la que se volvían objeto.

—Piensa en tus antecesores —le dijo el obispo al ver su expresión horrorizada—, ellos dieron la vida por su fe. Andrés Kim no dudó ni un segundo en entregarse a su misión. Tú, mi querido Kim Taehyung, has sido elegido porque eres un devoto sirviente del señor.

Él no era Andrés Kim, era Kim Taehyung. Alguien que no usaba su nombre cristiano nunca, todos sabían muy bien que no era el mejor pastor del rebaño, pero los mayores debían inventarse una mentira para justificar su decisión.

Era imposible para Taehyung negarse, no tuvo más opción que aceptar la misión con una reverencia y, a partir de ese momento, alistarse para dejar el lugar en el que había vivido por tanto tiempo con la misión de ponerle fin a su vida en nombre de la fe.

No consideraba al internado un hogar, pero en su memoria estaban muertos los recuerdos de cómo era la casa dónde nació y pasó su infancia, por lo que se obligó a sentir tristeza ante el inminente hecho de abandonar ese viejo edificio para nunca más volver. Sus compañeros se despidieron con un ánimo renovado, aquellos pocos que toleraban su presencia lo abrazaron, prometieron enviar cartas y le desearon lo mejor, otros no hicieron ni el mínimo esfuerzo en ocultar su felicidad por verlo marchar, aunque todos sabían que Taehyung no viviría por mucho tiempo.

Pensar en ello ni siquiera era lo peor, no le tenía miedo a la muerte, sino al dolor. Le aterraba pensar que sufriría, en sus planes no estaba el convertirse en un Andrés Kim y perder la cabeza después de ser torturado; él deseaba dejar el plano terrenal de una forma tranquila, si Dios era bueno con él, incluso deseaba morir en un hermoso campo con muchas flores alrededor.

El viaje sin retorno se llevó a cabo en verano, usó un carruaje viejo cuyas llantas rechinaban con cada centímetro que avanzaba. Hizo varias pausas durante el trayecto, para descansar, comer y darle un respiro a los pobres burros que lo transportaban. El sacerdote que lo acompañaba era muy hablador, su buen ánimo lo ayudó al menos un poco en medio de la pena. Fue una linda aventura el visitar muchos países, donde también se dedicaron a evangelizar, comieron alimentos deliciosos y nuevos, hablaron idiomas extraños.

FIAT VOLUNTAS TUA (KTH&JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora