Jeon Jungkook, el Alfa más joven de su familia, sigue los pasos de su padre, lo que pronto se convierte en su mayor error. Atrapado en un mar de responsabilidades y críticas constantes por cada mínimo error, Jungkook se enfrenta a una vida llena de...
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Taehyung se sentía agobiado y asqueado por la atención que estaba recibiendo.; Tenía a muchas personas al rededor suyo arreglando su cabello rubio, otras chicas se encargaban de dejar un sutil maquillaje sobre su rostro.
Pero no le gustaba que lo tocaran mucho y sobre todo la dulce escencia que tenían las Omegas que estaban cerca de él.
Era una situación difícil en la que se veía la mayoría de veces, sus padres eran exigentes y les encantaba que siempre se viera perfecto, ¿y qué mejor manera si no es resaltando sus rasgos? No podía decir que se veía mal, porque eso sería mentir. Él lucía jodidamente lindo; su cabello rubio tenía unas cuantas ondas en las puntas, un pequeño arete caía de una de sus orejas, al igual que un delgado collar de oro en su cuello. Traía puesto un Hanbok con tonos azules y blancos. Combinando perfectamente con el color de sus ojos.
—¿Podría resaltar más los lunares de mi rostro?—pidió amablemente. La chica sin cuestionar comenzó a remarcar cada uno de ellos.—Gracias.
—No hay de que, Alteza.
El tiempo que tenía en esa habitación se le había hecho eterno, desde que se había levantado esa mañana había tenido que lidiar con la mayoría del personal. Primero le habían llevado el desayuno a su habitación a petición propia, después tomo una ducha de al menos media hora porque necesitaba mentalizarse para el resto del día. Después había sido tomado preso por un grupo de chicas que llevaban más de dos horas preparándolo.
—¿Cuánto tiempo más debo estar aquí?—cuestionó, con un ligero mohín adornando sus labios.
—Su madre ordenó que lo dejáramos perfecto, Alteza. Nosotras solo seguimos sus órdenes.
—Pero ya me veo lindo...—murmuró para si mismo, después bufó.—Ella quiere que reciba muchos cortejos está noche.
Eran exactamente las dos de la tarde en el Reino de Seúl. Todos en el Castillo se mantenían en constante movimiento por dichoso evento; Según sus padres era el momento perfecto para conseguir una buena pareja, crear lazos y alianzas. Taehyung no estaba cerrado a la idea de que no iba a encontrar a alguien que llamara su atención, por qué el sabía que asistirían personas de todas las castas.
Él más bien odiaba que sus padres quisieran que a la fuerza saliera con alguien, ya que beneficiaría mucho a su Reino. Pero Taehyung no era un Omega que se conformara con lo mínimo. No. El quería encontrar a una pareja que estuviera decidido a dar y hacer cualquier cosa por él, que lo viera como algo más que un beneficio para ambos reinos.
Cuando las puertas de la habitación se abrieron se vió en la obligación de salir de sus pensamientos, las chicas a su al rededor rápidamente se alejaron y reverenciaron cuando la Luna Kim apareció frente a ellos.
—¡Pero sí ese es mi cachorro! Luces hermoso, Taehyung, todo un Omega de Seúl.—Ella rápidamente se acercó a él.
No necesito decir nada, pues el grupo de chicas que estaban ahí rápidamente se dispersaron cerrando la puerta en el camino.
