tu y yo

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Merlina sintió cómo Enid se apretaba contra ella, buscando consuelo. Aunque no era del tipo que mostraba afecto con facilidad, no pudo evitar pasar una mano por la espalda de Enid, acariciándola suavemente.

Merlina: -No llores, Enid. -susurró, con su voz fría pero llena de un cariño oculto-. No merece la pena que te pongas así por gente que no vale la pena.

Enid: -Pero... pensé que les caía bien. -murmuró con la voz quebrada, apoyando la cabeza en el hombro de Merlina-. Ni siquiera Yoko quiso venir...

Merlina frunció el ceño. Esto claramente había sido obra de alguien con malas intenciones. Y conocía a pocos en Nevermore que fueran capaces de ser tan crueles con Enid.

Merlina: -Sé perfectamente quién puede estar detrás de esto. -dijo con un tono severo. Enid levantó la mirada con un destello de esperanza en sus ojos hinchados por el llanto-. Xavier.

Enid parpadeó, sorprendida.

Enid: -¿Xavier? Pero... ¿por qué haría algo así? -preguntó, aún sin comprender.

Merlina: -Por despecho, por celos, por cualquier motivo patético que se le ocurra. -respondió, sus ojos oscuros llenándose de una furia fría-. Es hora de que aprenda que nadie juega con mis seres queridos.

Enid dejó escapar una pequeña sonrisa, conmovida por la firmeza de Merlina y su inusual demostración de preocupación.

Enid: -¿Qué piensas hacer? -preguntó, secándose las lágrimas con el dorso de la mano.

Merlina: -Tengo un plan. -respondió con calma, como si estuviera organizando una estrategia para una batalla-. Pero, primero, haremos que esta noche sea especial para ti, aunque no haya una gran fiesta.

Enid asintió, aún un poco triste, pero había un brillo de esperanza en sus ojos. Confiaba en Merlina.

Merlina la tomó de la mano y la llevó al pequeño rincón del cuarto donde había una cómoda silla junto a la ventana. La sentó allí y, con un gesto decidido, encendió una pequeña vela aromática que había guardado en su escritorio. El suave aroma de lavanda llenó el aire, creando una atmósfera más relajante.

Merlina: -Esperame un segundo. -dijo antes de salir del cuarto.

Enid observó a Merlina marcharse, intrigada. No sabía qué estaba planeando, pero el simple hecho de que Merlina estuviera haciendo un esfuerzo por ella la hacía sentir un poco mejor. No pasó mucho tiempo antes de que Merlina regresara con algo escondido detrás de su espalda.

Merlina: -Cierra los ojos. -pidió suavemente.

Enid obedeció, sintiendo la emoción burbujear en su pecho. Cuando Merlina le dijo que abriera los ojos, lo primero que vio fue un pequeño pastel con una vela encendida en la parte superior.

Enid: -¿De dónde sacaste eso? -preguntó con una risa incrédula, sorprendida por el gesto.

Merlina: -Robé esto de la cocina. -admitió con una sonrisa satisfecha-. No es una fiesta grande, pero al menos es un dulce consuelo.

Enid sonrió ampliamente y, por primera vez en toda la noche, sintió que las cosas estaban mejorando. Merlina no era del tipo romántico ni dado a los gestos dulces, pero para Enid, esto era suficiente. De hecho, era perfecto.

Enid: -Gracias, Merli. -dijo en voz baja, y sopló la vela.

Merlina se inclinó, dejando el pastel sobre la mesa junto a Enid, y luego tomó asiento a su lado.

Merlina: -Mañana les invitarás de nuevo. Y si no quieren venir, podemos hacer algo tú y yo. No necesitamos a nadie más para pasarla bien. -aseguró con un toque de determinación.

Enid sintió una oleada de alivio, reconfortada por la presencia de su novia.

Enid: -Sí... tienes razón. -asintió, sonriendo.

Las dos se quedaron allí, disfrutando de la pequeña sorpresa de Merlina. Aunque la noche no había salido como Enid había planeado, sabía que mientras Merlina estuviera a su lado, no necesitaba una gran fiesta para ser feliz. La calidez del pequeño pastel y la tranquilidad de la compañía de su novia eran todo lo que realmente necesitaba.

La noche pasó lentamente, y mientras Merlina trazaba un plan para lidiar con Xavier, Enid se acurrucó a su lado, cerrando los ojos con una sonrisa tranquila. Esta vez, la loba no necesitaba de la manada para sentirse completa.

de amigas a amantes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora