VI

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En el patio exterior de una finca oculta para casi todas las personas se reunen un par de hombres, uno de cabello llameante, otro con marcado terriblemente por su enfermedad

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En el patio exterior de una finca oculta para casi todas las personas se reunen un par de hombres, uno de cabello llameante, otro con marcado terriblemente por su enfermedad. 

—¡Buenos días, Oyakata-sama. He estado rezando por su bienestar y felicidad! —saluda con una rodilla incada en el suelo de grava y con la katana a un lado.

—Buenos días, Kyojuro —contesta de vuelta al Rengoku —. Supongo que el cielo está soleado hoy —comenta alzando la cabeza hacia arriba por un rato para después 'mirar' al contrario —¿Qué es lo que querías decirme, mi niño?

—¡Me gustaría informarle sobre la posibilidad de un demonio que pueda caminar bajo el Sol! —explica preocupado y transmitiendo el mismo sentimiento a su patrón —¡Sé que esto suena a locura pero he visto a alguien, no sabría decir bien su nombre porque no me acuerdo, pero parece sospechosa! —comenta manteniendo ese espíritu que se le hace ser él. El otro hombre en el lugar se dedica unos momentos reflrxionando sobre lo que ha mencionado.

—¿Un demonio que puede caminar bajo el sol? ¿Cómo era?—medita unos segundos—¿De qué es sospechosa esa mujer de la que me hablas?

—¡Kaname la siguió, actuaba un tanto extraña llamando a alguien estando incluso sola! ¡Y respecto a su apariencia, por desgracia tampoco me acuerdo muy bien! —menciona —¡Pero sí recuerdo que llevaba una capa que le cubre mucho!

Si Kyojuro ha mencionado esto, es porque tiene que ser importante de verdad. Habrá que indagar  —piensa.

El problema es cómo hacerlo—suspira un poco—. Gracias hijo mio, puede retirarte. Ten cuidado por favor —la reverencia que hace el rubio al levantarse, muestra el respeto y el afecto por esas palabras junto un suave 'adiós'—Si su cuervo la ha seguido y ha visto actuaciones extrañas, puede que se relacione con Muzan Kibutsuji... Pero, ¿y si no tiene nada que ver? Si de verdad pudiera caminar bajo el Sol, Muzan habría ordenado a los demonios ir tras ella. Y sin embargo, parecía todo normal, los demonios que han matado los pilares no han actuado como si estubieran buscando a alguien.

El pilar de la llama empieza camino hacia la salida de la finca del patrón, topándose a otro compañero.

—¿A qué has venido aquí? —cuestiona su igual que pasa a su lado.

—¡Solo saludaba a mi querido patrón! ¡Pero lo mismo puedo preguntarte a ti! —mantiene su sonrisa firme, una agradable pero con un tono de voz algo chirriante. El que ha comenzado el dialogo lo mira alzando la ceja algo enfadado. También frunce el ceño al verlo tan despreocupado.

—Vengo a reportar algo, nada que te interese —responde de forma seca, achinando sus ojos heterocromáticos, mostrando una mirada un tanto amenazante.

—¡Está bien! —y con la vista al frente sigue su andar para continuar su camino. En ello, un ave negra se posa en su hombro recibiendo la cálida bienvenida de su dueño—¡Kaname, al fin te veo! Hacía unas horas que te habías ido. ¿Dónde estabas?

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