Prologo

30 2 0
                                    

Corría lo más rápido qué podía, tenía qué escapar de él, era peligroso y yo lo sabía, pero me gustaba la adrenalina, mi madre me había dicho que no lo hiciera, que era demasiado peligroso para una mujer, pero maldición, estaba harta de que dijeran lo mismo.

-Malditos estereotipos...

Espeté mientras seguía corriendo y buscaba llegar al cuartel general. No me faltaba demasiado, un par de metros y lo lograría, estaría a salvo, pero mi pie tropezó con una raíz de árbol que sobresalía, caí torpe y duramente contra el suelo frío, el me alcanzó, sentí como se abalanzó sobre mí y me devoro...

- ¡Paren la simulación!

Grito mi padre y todo desapareció en un abrir y cerrar de ojos

-Maldición.

-Volviste a fallar Shijara... Esto no es lo tuyo...

-Claro que lo es, solo que me falta entrenar más y lo lograré hacer en un tiempo récord.

-El tiempo récord fue de Alejandro y tiene 25 años, tu solo tienes 15.

-No me importa, lo lograre, creas en mi o no.

-Claro que creo en ti, pero son bastantes intentos, les estás demostrando a todos que no sobrevivirás un día afuera sin equipo, ni siquiera puedes llegar al cuartel general.

No respondí, bajé la cabeza evitando que viera mis lágrimas caer. Los presentes en la sala la abandonaron, solo quedé yo y mi tristeza

-Lo practicaste tantas veces, ¿Qué diablos te paso Shijara?

Dije para mis adentros, seque mis lágrimas y me levanté para por fin salir de la sala de entrenamiento, camine pesadamente hasta mi habitación, durante el camino pase frente al comedor, era una sala grande y espaciosa, la comida no era la mejor, pero era mejor que la comida de la selva, tenía un color gris sombrío, no me gustaba nada, seguí caminando y me tope con el gimnasio, recordé la pelea que tuve con un compañero, Jack, era alto y musculoso, media casi el doble que yo, lo cual era bastante normal porque soy demasiado pequeña, recordé los golpes que pudo conectarme, también recuerdo que desperté en la enfermería con el labio partido y una nueva y bonita cicatriz en la ceja, no muy lejos me encontré a Amairiani, mi mejor amiga desde que tengo memoria, hemos estado atrapadas en este planeta, me miró y dio un largo suspiro, me atrajo a ella y nos sumergimos en un pesado abrazo

-De nuevo?

-De nuevo...

-Hay Shi...

Tomo mi cara entre sus manos.

-Yo sé que lo lograrás.

Me brindo una cálida sonrisa y me volvió a abrazar, Ama era la única que creía en mí y con eso me bastaba, ella aún no empezaba sus entrenamientos de supervivencia, pero pronto lo haría, tenía miedo que ella avanzará y me dejara sola, pero tampoco quería que mis pensamientos egoístas la detuvieran, tenía que avanzar aunque yo no lo hiciera, ambas volvimos a nuestro cuarto, me di una ducha caliente, sentía el vapor en mis pulmones, el agua caliente caía por mis pechos y piernas, punzaban los raspones y heridas que tenia, me dolía demasiado el tobillo derecho por el golpe que me había causado la caída durante la simulación, pensaba en cómo había fracasado, me dolía saber que mi padre perdía esperanzas en mí, podía hacerlo, solo me faltaba práctica, estaba segura, salí de la ducha, vende mi tobillo y me puse la ropa adecuada para hacer nuestras tareas del día, y así eran todos los aburridos días, despertaba, fracasaba, Ama me alentaba, me daba una ducha caliente para bajar la hinchazón de los golpes y hacia las tareas, todo en el maldito mismo orden, estaba harta como cualquiera, pero hubiese preferido seguir así el resto de mi vida si hubiese sabido que pasaría después.

LejaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora