Odd⠀⠀⠀-⠀⠀⠀Jjk.⠀⠀;⠀⠀⠀BTS.

Uno.

Lo recuerdo justo como si fuera ayer, un día que creí que sería normal, pero a día de hoy puedo refutarlo y decir que fue un día que, sí pudiera, tal vez lo hubiera evitando.
Un 23 de septiembre del 2021, para ser exactos, cuando tenía quince años, ese día lo conocí.
Era un día recreativo, algo así, un día de campo. Se festejaba el día de la primavera, y en conjunto el día del estudiante y profesor, tres fechas bastante importantes, al menos para nosotros, aún más teniendo en cuenta que al festejarse indicaba que no habrían clases normales, más bien indicaba: diversión extrema.

Dos de mis mejores amigas, Kim JiSoo y Huh YunJin, decidieron que ese día mejor no irían, más bien JiSoo se quedó dormida y YunJin simplemente se sintió invadida por la pereza, así que no caminaría hasta el lugar que, cabe destacar, quedaba más lejos del instituto, al menos para ellas, para mí era aún más cerca.
Pese a que ellas no fueron, Seo SooJin fue mi completa salvación. No, en general ninguna de las cuatro se llevaba del todo con el resto del curso, pero nunca estaba de más aparentar. Era el último año en el que todos estaríamos juntos, pues el próximo año debíamos de tener decidido a qué orientación iríamos: ciencias sociales y humanas, economía y administración o ciencias naturales, las orientaciones básicas en las secundarias. He de admitir que me llamaba más la atención la primera opción, pero mis amigas preferían economía y administración, así que decidí ir con ellas, a fin de cuentas no me iba tan mal con los números, al menos no en aquel entonces. En fin, la mitad del curso se iría a cualquiera de las otras dos, lo cuál implicaba también la llegada de nuevos compañeros, y eso era lo que me daba más emoción; tenía fé en que haría nuevos amigos.

— Cha DamNi, hola, hola, la tierra llamando a Cha DamNi. — La tierna voz de SooJin me había quitado de mis pensamientos, pues me encontraba divagando en todo tipo de estupideces, abajo de un árbol, para no ser quemada por los fuertes rayos del Sol que se presentaban ese día.

— Lo siento, te estaba esperando y terminé disociando. ¿Trajiste algo rico para comer? Por favor, no me digas que trajiste-

— Lo mismo que traigo siempre, todos los años... Igual que vos: sanguchitos de jamón y queso. — aquella última oración la dijimos prácticamente al unísono. Tal vez era lo más fácil de hacer para llevar y compartir, pero definitivamente era mucho más divertido llevar algo distinto y compartir con ella. No era el caso, estábamos siempre prácticamente conectadas y si se trataba de comida era aún peor.

— Bueno, cada una comerá sus propios sanguchitos, en ese caso. — Respondí, encogiéndome un poco de hombros, mientras ella tomaba asiento junto a mí.

A lo lejos se percibía fácilmente cómo los chicos jugaban al fútbol, alguno que otro jugaba al voleibol junto a las chicas, otros grupos caminaban a lo largo de todo el lugar y otros ya estaban en ronda tomando mate y compartiendo lo que habían traído para comer.
Bueno, nosotras comenzamos a compartir, de igual manera, mientras cotilleabamos algún que otro chisme que teníamos escondido debajo de la manga, o simplemente mirábamos a nuestro alrededor y sacabamos conclusiones sobre el panorama. Éramos bastante ingenuas, que podíamos hacer a tal edad, ninguna de las dos se encontraba enamorada, ni había tenido ninguna experiencia amorosa. En resumidas cuentas, éramos unas niñas que aún debían aprender de la vida y acercarse a nuevas experiencias, pero bueno, supongo que éramos demasiado tímidas cómo para salir de nuestra zona de confort.
Tampoco era algo que necesitaramos; ninguna del grupo tenía la necesidad de estar enamorada, pero claro, faltaba emoción en el grupo, algo más que sólo chismes externos.

Algo muy chistoso, quién diría que próximo a ello se desataría una cadena de sucesos que evidentemente no tenía planeado que ocurriesen. Tal vez el llamado "destino" traía consigo un As bajo la manga y decidió sacarlo en aquel momento, o sólo el karma de alguna vida pasada recaía en mí en ese preciso momento.