Lo siguiente que noté mientras presionaba su mano contra mi boca fue un objeto que parecía ser metálico por su helada temperatura, presionándose contra mi espalda.Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras me siento estúpidamente vulnerable. Mis ojos están fijos en el espejo, donde veo su reflejo. La sorpresa y el miedo se entrelazan en mi estómago, haciéndome sentir como si hubiera un nudo apretado.
Mis manos temblorosas se aferran al borde del lavabo en busca de apoyo. Mi respiración se acelera y siento el aire escapar de mi boca y chocar contra su mano, cada inhalación es un desafío. La expresión en su rostro, reflejada en el espejo, me toma por sorpresa: sus ojos están desorbitados y las cejas levantadas, acentuando lo que parecía ser asombro.
Siento que mis cejas se levantan involuntariamente, reflejando mi incredulidad. Mi mente lucha por encontrar una respuesta, pero todo lo que puedo hacer es observarlo, sintiendo que el miedo se mezcla con una extraña curiosidad. La tensión en mi cuerpo se hace palpable, mis piernas están rígidas, listas para correr, pero al mismo tiempo, una parte de mí se siente atrapada en este momento, como si el tiempo se hubiera detenido.
De repente, el chico me sorprendió, soltándome con tal fuerza que casi pierdo el equilibrio. Aproveché esa oportunidad y, con un impulso desesperado, me aparté de la figura, apoyándome contra la fría pared detrás de mí. Tragué con dificultad, tratando de recuperar el aliento, mientras el sonido de mi corazón latía con fuerza, impulsado por el miedo, llenando la habitación.
Intenté hablar, pero mi garganta estaba tan seca que las palabras se atascaban, ahogadas por el temor. Solo logré emitir un sonido gutural, un quejido que resonó en la habitación como un lamento. La figura se acercó un poco más, sus ojos oscuros y profundos fijos en los míos.
—No... no es posible, —murmuró el chico, con la voz apenas auditible y temblorosa, fijando la mirada en mí sin realmente verme.
El chico, en lugar de retroceder, dio un paso hacia adelante, lo que me hizo sentir como si me encogiera. Luego, al notar que estaba paralizada por el terror, retrocedió un paso, dejando un pequeño espacio entre nosotros.
—Lo siento, no quería asustarte, —dijo, alzando sus manos e intentando suavizar su tono —. Mi nombre es Jake...Soy Jake —su voz era un poco temblorosa, pero algo dentro de esta lo hacía sonar extrañamente entusiasta.
La expresión en su rostro me genera una sensación algo perturbante, sus ojos grandes y vidriosos me miraban con intensidad. Había un brillo extraño en ellos... ¿Curiosidad? No estaba segura, pero era aterrador. Su boca se abrió ligeramente, como si fuera a decir algo, pero se detuvo a medias.
No podía responder, el miedo había sellado mis labios de tal manera que las palabras se negaban a salir. Intenté recuperar el control de la situación con una profunda respiración, pero el aire frío que entró por mi nariz cortó mi aliento, llenándome de un escalofrío que recorrió mi columna. Sin embargo, en medio de esa parálisis, algo dentro de mí comenzó a despertar. Una chispa se encendió en mi interior, empujándome a actuar.
Con un movimiento, mi mano se deslizó hacia el rollo de papel higiénico que estaba en el borde del lavabo. La textura suave del papel era un contraste extraño con la tensión que sentía en mi pecho. ¿Qué estaba haciendo? No lo sabía, pero la adrenalina me empujó a actuar, como si mi cuerpo estuviera respondiendo antes que mi mente pudiera procesar la situación.
—¡Aléjate de mí! —grité, lanzando el rollo con todas mis fuerzas.
El rollo hizo su viaje de una manera gloriosa, como un proyectil improvisado desatado por la desesperación. A través de la penumbra, el papel atravesó a Jake, quien se detuvo en seco, mirando el rollo caer al suelo después de atravesar su forma etérea.
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𝙏𝙝𝙚 𝙂𝙝𝙤𝙨𝙩𝙡𝙮 || ՏʜɪᎷ ᎫᎪᴋᎬ
FanfictionEn la ciudad de Neocimmeria un lugar dónde las sombras cobran vida y los secretos más oscuros descansan en la tumbas más frías, un fantasma lleno de vida y una amante de los libros de misterio se adentraran en mundo dónde los límites entre la vida d...