un sueño nada más

23 1 29
                                    

21.07.24

Los sueños son raros. Todos alguna vez hemos soñado, pero ¿Por qué soñamos eso?

A veces puede ser una herramienta para conseguir un lugar de seguridad en medio de la realidad, o también un coctel de todo lo que pasa en nuestro día a día. En mi caso, o al menos en este sueño, optaría por la primera opción 

Hay sueños de los que por ningún motivo quieres despertar, incluso cuando te despiertas vuelves a dormir intentando seguirlo 

(a nadie le funciona cabe destacar)

bueno...este definitivamente es uno de esos 

(sigo intentando volver a dormir para seguirlo, no lo he logrado) 

ella por alguna razón, se estaba quedando conmigo, la primera impresión que tuve en el sueño fue: "heeey la que me gusta se va a quedar a dormir conmigo varios dias, lindo" 

(nótese el sarcasmo) 

es curioso este sueño ya que solo se desarrolla durante la noche, pero lo valió. 

La primera noche, ambas en el cuarto acostadas en la misma cama viendo el techo sin decir ni una sola palabra, la tensión podía cortarse con cuchillo. intenté abrir la boca, pero me retenía para no incomodarla

"y si se incomoda?"
"no podrá irse en varios días no puedo hacer que se sienta incómoda"
"aunque creo que es mas incómodo estar en silencio"

en su cabeza no supe que pasaba

(tampoco lo sé en la vida real)

solo se escuchaba el sonido del aire acondicionado y casi se podía oír el pestañear de la otra, era extremadamente incómodo lo cual era raro ya que éramos amigas, ¿Por qué estar incómodas?. Finalmente nos quedamos dormidas y cuando desperté al otro día su lado de la cama, la orilla donde sale la llorona, estaba vacío. Evidentemente se despertó antes que yo, ya que me despierto a las 12. 

La segunda noche, igual de incómodo. Pudimos cruzar un par de palabras pero era tan incómodo que terminamos haciendo una barrera de peluches, y en mi cabeza solo pasaba la misma pregunta: 

"¿Qué pasa?" 

La mañana siguiente, su lado de la cama estaba vacío y frío .

Ese día lo habíamos pasado bastante bien, y al llegar la noche no hubo necesidad de poner la barrera de peluches ni había tanta incomodidad, pudimos hablar, cada una en una esquina de la cama como si quisiéramos caernos pero ya habíamos recobrado la capacidad de pronunciar palabras. Nos quedamos dormidas, y la historia la mañana siguiente era la misma
Entonces, mi situación en el sueño era la siguiente: 

Una de mis mejores amigas, probablemente la persona que más me conoce, y de paso me gusta, está durmiendo conmigo. Yo previamente había tenido problemas generales y estaba con los ánimos bastante bajos días previos, quería un abrazo, necesitaba ese abrazo de una única persona. Persona con la cual se supone había una distancia que mantener pero ahora esta conmigo todas las noches y deja mi almohada oliendo a ella. La locura siempre estuvo en los planes pero no creí que tan pronto caería en ella y menos por alguien 

Cuarta noche, el hielo empezaba a parecer hierro, hasta que finalmente se rompió y pudimos hablar con naturalidad. Hablamos hasta que no pudimos más, de todo y de nada a la vez. Risas silenciosas porque se supone que debíamos dormir, y palabras arrastradas porque ya teníamos sueño pero recién habíamos vuelto a la normalidad. Y se sentía tan bien, tan pero tan bien. Como si siempre debió haber sido así, o como si nunca debió dejar de serlo. Finalmente luego de batallar para no dormirnos perdimos contra el sueño y quedamos rendidas. Al día siguiente me despertó la ausencia de calor en la cama, o quizás el ruido que entraba por la puerta al estar abierta por un cuerpo de 1.50 hablando sobre probablemente comiquitas con uno de 1.29. Me quede viendo al mas grande aun en pijama de espaldas durante un rato, escuchaba su voz, escuchaba su risa, y cada palabra para la más pequeña, aunque curiosamente no recuerdo ninguna

Las Noches Y Sus Cosas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora