La imagen de un parque llenó de vida no se le borraba de su cabeza. Un pequeño peluche en forma de dragón tejido probablemente a mano tampoco. Y sobre todo la voz de una mujer llamándolo sin cesar.
Había pasado una noche de esas en las que no podía pegar el ojo, porque cada vez qué lo hacía no podía evitar ver esas imágenes sin parar. No sabía de dónde venían o porque estaban ahí.
Se levantó a eso de las cuatro de la mañana y se colocó a dibujar. Desde que tenía memoria dibujaba todos sus sueños, sus miedos, sus anhelos de salir de ahí. Dibujar se había vuelto su mejor amigo y un descanso a su mente. Volvió a dibujar el pequeño peluche de dragón que siempre aparecía en sus sueños, no sabía sí había sido suyo en algún momento ya que no estaba con él. Muchas cosas eran confusas en su vida, especialmente sus recuerdos.
Los rayos de sol aparecieron y se encontró durmiendo finalmente en la mesa de su escritorio. Su espalda dolía y su cuello también por la incómoda forma en la que logró dormir. Ese día se dormiría temprano, eso estaba seguro.
Salió de su habitación ya listo para empezar el día. Sabía que su padre no estaba y eso le daba un poco más de libertad y la aprovecharía para tratar de hablar con Astrid. Qué sabía qué podría salir muy mal, pero quería ver que podía ayudar en algo.
Su cabeza dolía, tal vez porque él no acostumbraba a desayunar y la noche anterior apenas había comido, Griselda lo había regañado pero a él simplemente no le cabía la comida, no le encontraba un gusto aunque la mujer cocinará maravilloso. Salió de la casa y se dirigió hasta la casa o guarida de Eret, pero antes pasó al depósito para buscarle unas cosas a ella.
— Sabía que estarías aquí.— Escuchó una voz detrás de él— Las lave cómo me las pediste.— Caminó hacía él.
— Gracias Griselda, esperaba que no estuvieran llenas de chinches.
— No lo estaban. Dime con tiempo sí necesitas más.— Le pidió y él asintió— Y también llévale esto, algo dulce alegra a cualquiera.— Le entregó un tupper que parecía tener galletas.
— ¿A pesar de estar secuestrado?— indicó y ella suspiró— Le gustarán.
— Eso esperó. Deberías ir a comer, te guarde un par.
— Tal vez luego.— Le sonrió a medias y la mujer sabía qué significaba eso— Gracias de nuevo.— Se dirigió a la salida.
— Oh Thor, apiadate de estos dos pobres jóvenes, tan llenos de vida y con tan mala suerte.— Miró hacía el cielo.
Hiccup salió de ahí y caminó evitando ver a los soldados cómo normalmente lo hacía. No le gustaba mucho relacionarse con ellos, hasta que no fuera estrictamente necesario.
Se preparó mentalmente para lo que fuera a vivir ahí dentro.
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Azul y Verde.
Una visión sin precedentes, llena de una energía alucinante.
— Hola.— Saludó Hiccup algo tímido en la entrada de la habitación.
Esa voz. Pensó Astrid. Su cara…
—Oye lamentó molestarte…
— ¡Tú eres el que estaba con ese hombre ayer!— Exclamó enfurecida que hizo callar a Hiccup— ¡Además eres el que entró aquí en medio de la oscuridad!— Se alejó lo más que podía de él.
Hiccup cerró los ojos y sabía que no iba a ser nada fácil.
— Lo siento, pero te juro que no te voy a hacer nada, ni pretendo hacerlo. Solo quería…
— ¡No te creo! ¡Vete ahora mismo de aquí, porque conmigo no vas a lograr nada!— Tomó la silla, con la intención de tirársela.
— Hey, baja eso, porfavor…— Colocó las manos en frente suyo— Te juro en verdad que puedes confiar en mí. Cómo te dije, yo me voy a encargar de que no te hagan nada.
— ¿Cómo mierda crees que te voy a creer si estabas al lado de ese hombre ayer? ¡Trabajas con él!— Exclamó exaltada.
Hiccup no sabía qué decirle. Sabía que nada de lo dijera lograría apaciguarla, no la culpaba para nada. Mientras que Astrid sentía su corazón latir fuerte, tanto por la situación como la belleza de chico que tenía enfrente, que hasta se regañó mentalmente por estar yéndose por ese lado.
— Mirá se que nada de lo diga te hará calmarte.— Suspiró— Solo vine a traerte esto y ver como estabas.— Tomó un par de cobijas y mudas de ropa y las colocó en el suelo, aún no se había movido de la entrada— Cómo te digo, puedes confiar en mí y en Eret, no te vamos a hacer nada. Perdón de nuevo.— La miró por última vez y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él.
Salió de aquél lugar y se encontró a Eret, que justamente lo había dejado solo allí.
— ¿Cómo te fue?
— ¿Cómo me iba a ir? ¡Me odia!— Se revolvió el cabello— Justo que me da por entrar a oscuras con ella y luego para que me vea allí, no sé porque pensé que podría intentar hablar con ella con calma.
— Vamos, solo es darle tiempo y demostrarle que puede confiar en nosotros. Apenas lleva 4 días aquí y ya a vívido mucho. Verás que aún hay tiempo para que hables con ella.
— Tiempo es lo que quiero que no esté aquí.— Murmuró y se retiró.
Eret lo vió irse y bufó con casación, volvió a la casa y vió a Astrid por la rejilla de la puerta.
— Deberías usar las cobijas, esa cama no es muy cómoda y el frío aquí es infernal.— Sonrió, pero no recibió respuesta alguna— Él dice la verdad, él no es de los malos.— Dijo por última vez, antes de desaparecer.
¿En una situación como esa, cómo saber quién era el bueno y quien era el malo?
La difícil situación que irá creciendo más y más.
Vamos también descubriendo más cosas del niño y los traumas que se esta cargando.
Se vienen capítulos que me gustan mucho, así que esperó que los disfruten.
¡Esperó que les haya gustado mucho este!
Gracias por estar aquí. Que hayan tenido una linda semana! Les mandó un abrazo y hasta la próxima.
Solo pongo esto aquí para decirles que estoy obsesionada con "The Dragon Prince" veanla, no saben lo buena que es y lo cercano que me hace con Httyd
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☀︎︎ OUR UNIVERSE ☽︎
Fanfiction- ¿Crees que podamos ver el mismo universo algún día? - No lo sé con seguridad, pero esperó poder verlo libremente contigo... ¿Qué tanto se puede amar a una persona? ¿Qué tanto se puede soportar? ¿Qué tanto se puede sufrir por un simple an...