𝒰𝓃𝒶 𝒸𝒶𝓈𝒶 𝑒𝓃 ℛ𝓊𝒾𝓃𝒶𝓈

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La noche había caído sobre la casa una capa de oscuridad impecable. Marjorie se movía en la penumbra, su corazón palpitando con una mezcla de dolor y determinación. Su cabeza se había vuelto un mundo de corriente de emociones, su llanto de sufrimiento la acompañaba desde su interior, su rostro se bañaba en un mar de lagrimas, intentando callar las voces con su almohada mientras su boca gritaba a todo pulmón. 

Su hija, a penas 2 años, la miraba desmoronarse, gritar sin piedad e intentando lastimarse. Un ataque de nervios la acompañaba, queriendo sacar toda su ira, empezó a tirar todo en la casa, rompiendo las fotos, cortando el colchón y tirando los platos al jardín. Alexander, absorto en la euforia de sus fiestas y escapadas, se había alejado tanto de su vida familiar que su indiferencia había dejado a Marjorie al borde del abismo emocional.

La casa, que una vez fue un refugio cálido, ahora parecía un mausoleo de recuerdos rotos. Las paredes ennegrecidas de la oscuridad y los muebles destruidos eran testigos mudos del vacío que Alexander había dejado en su vida. Marjorie, sintiendo el peso de la traición y la soledad, había llegado a un punto de quiebre.

Cansada de tanto llorar, hubo un momento de silencio, Briggitt se quedo dormida en medio de todo el caos que era Marjorie, y a pesar de tener su mundo patas arriba, no dejo su instito de madre un segundo, arrullando a su hija, cantándole canciones de cuna con la voz quebrada, llenándola de besos y amor, dejando a la pequeña en su cuna.

En el silencio de la noche, Marjorie se preparó para su acto final. Con manos temblorosas, recogió una caja de cerillas del cajón de la cocina y se dirigió al salón, donde el fuego de su ira y dolor encontraría su expresión más brutal, queriendo acabar con su vida, pero el recuerdo de su pequeña hija Briggitt la hacia suspirar. La caja de cerillas se abrió con un sonido seco, y Marjorie encendió una cerilla con una determinación fría. El pequeño resplandor de la llama iluminó su rostro, mostrando una mezcla de tristeza y resolución.

Con el primer contacto de la llama contra la alfombra, el fuego comenzó a extenderse. Las llamas se levantaron, devorando el material con una voracidad inhumana. El calor se hizo casi insoportable, y Marjorie se dio cuenta de que no había vuelta atrás. Se alejó de la sala, dejando que el fuego tomara el control. Mientras observaba desde una distancia segura, el rugido del fuego se volvió un coro de susurros de su angustia interna.

La casa se llenó rápidamente de humo denso. Marjorie con un nudo en el estómago, se dirigió a la habitación de su hija quien estaba profundamente dormida, levantó a su hija con suavidad y la arropó con su manta. Era una imagen de ternura y tristeza, y Marjorie la miró por un momento, preguntándose si había hecho lo correcto. Con Briggitt en brazos, se dirigió hacia la salida, pero el humo comenzó a hacer que sus pulmones ardieran y su visión se volviera borrosa. El calor era asfixiante, y el sonido del crepitar de las llamas era casi ensordecedor.

Mientras se apresuraba hacia la puerta trasera, Marjorie tropezó con los escombros y sintió cómo el suelo se hundía bajo sus pies. Una sensación de desesperación la envolvió, y sintió que el tiempo se ralentizaba. En un momento de pánico, se dio cuenta de que el fuego la había atrapado, que la salida estaba bloqueada y que no había manera de escapar.

A medida que el calor se intensificaba y el humo se volvía más denso, Marjorie sintió que la conciencia se le desvanecía. El calor extremo y la falta de oxígeno la abrumaron. Se desplomó en el suelo, con la imagen de su hija aún envuelta en sus brazos, esperando que el fuego acabara con el sufrimiento de una vez por todas.

Cuando los bomberos llegaron al lugar, la casa ya estaba envuelta en llamas, y el fuego había consumido gran parte de la estructura. La búsqueda de víctimas se llevó a cabo con urgencia, pero los escombros y el humo dificultaban la tarea. Los cuerpos de Marjorie y Briggitt no fueron encontrados, y los informes indicaron que probablemente habían quedado enterrados entre los escombros.

Susurros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora