𝒞𝓇𝑒𝒸𝒾𝑒𝓃𝓉𝑒 𝒸𝑜𝓃𝑒𝓍𝒾ó𝓃

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Actualidad

El sonido de las herramientas finalmente cesó. La última tabla fue colocada, y Alexander se quedó de pie frente a la casa, observando su obra. Las paredes restauradas y el techo recién pintado brillaban bajo el sol de la tarde. El jardín, donde antes solo había cenizas, ahora estaba lleno de flores silvestres que habían comenzado a crecer nuevamente. La casa, que alguna vez fue destruida por el fuego, ahora lucía perfecta, como si nunca hubiera habido una tragedia.

Alexander sonrió, sintiendo una extraña mezcla de alivio y satisfacción. "Lo he logrado", pensó. Era como si todo lo que había pasado hubiera sido un mal sueño, un capítulo oscuro que había terminado. De repente, escuchó el sonido de una risa suave detrás de él. Giró la cabeza y vio a Marjorie y a Briggitt, su pequeña hija, desvaneciéndoselo por el camino de entrada.

Julio 2021

Era una tarde soleada cuando Marjorie, sentada en la terraza de su departamento, decidió enviar un mensaje a Alexander, el chico simpático con quien había intercambiado algunos textos en Teams. Su corazón aún estaba enredado en el caos emocional que le había provocado la traición de Stiven y Madeline, y sentía que unas vacaciones le ayudarían a despejar su mente.

Marjorie (mensaje a Alexander):
Hola, Alex. Estoy de vacaciones, necesitaba alejarme de todo. Mi vida ha sido un desastre últimamente. Terminé con alguien que creía que sería mi esposo... Y luego descubrí que mi mejor amiga era su amante.

Alexander leyó el mensaje, sintiendo cómo esas palabras lo atravesaban. Sin pensarlo dos veces, respondió.

Alexander (mensaje):
Lo siento mucho, Marjorie. Eso suena horrible... Mira, ¿qué tal si tomamos un café? Pronto tendré vacaciones también. Quizás te vendría bien desconectar por un rato.

Después de algunas conversaciones más, Alexander decidió que haría el viaje de una hora para conocer a Marjorie en persona. Quería estar allí para ella, ayudarla a salir de esa tormenta emocional en la que estaba sumida. Aunque había algo más... Una curiosidad, una necesidad de conocer a esa chica que lo había cautivado a través de las palabras.

Alexander se subió a su coche y condujo los 70 kilómetros que los separaban. Al llegar al departamento de Marjorie, estacionó en la acera y le envió un mensaje para avisarle que había llegado.

A los pocos minutos, Marjorie salió del edificio. Alexander quedó boquiabierto cuando la vio: una chica de piel clara, con el cabello corto y rubio que brillaba bajo el sol, ojos café claro que parecían esconder mil historias, y un cuerpo bien formado que resaltaba bajo unos jeans ajustados y una blusa casual. Cuando se acercó al coche, él sintió una mezcla de nervios y fascinación.

Marjorie (con una sonrisa):
—Hola, soy Marjorie, pero me puedes decir Mar.

Alexander tragó saliva, tratando de mantenerse calmado mientras su corazón latía con fuerza.

Alexander (sonriendo):
—Es un placer conocerte, Mar. Yo soy Alex, pero eso ya lo sabes.

Ambos rieron suavemente, la tensión inicial disolviéndose en el aire.

Juntos se dirigieron al malecón, donde el mar se extendía infinito ante ellos. Pasaron la tarde sentados en un banco, hablando de trabajo, la vida y sus experiencias. Las olas del mar rompían suavemente contra las rocas, creando un ambiente relajado y propicio para la conversación. Mientras hablaban, Alexander no podía evitar sentirse cada vez más atraído por Marjorie, no solo por su belleza, sino por la profundidad de su voz y la serenidad con la que hablaba de su dolor.

Susurros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora