Llegue a mi destino, dejé la música del auto encendida después de una hora decidí volver a mi casa, a mi realidad, pero escuché unos gruñidos y solo fui a ver si era un peligro o no. Por mi suerte no era peligro, era una de esas criaturas que había visto pero estaba muerta, un poco más allá estaba un cuerpo, respirando e inconsciente, estaba de espaldas y al darlo vuelta me di cuenta de que era...¿Cristopher? ¿En serio?, estaba ensangrentado así que no tenía otra opción que llevarlo al auto y conducir al hospital. Fue un duro trabajo pero conseguí subirlo al asiento trasero. En el transcurso del viaje se despertó.
-Auch, ¿Dónde estoy?.-dijo adolorido.
-Te duele mucho.-dije ignorando su pregunta.- Ya estas a salvo.
-No mucho, ¿cómo me encontraste?.
-Estaba deprimida y fui al parque, casualmente y para mejorar este día te encontré lleno de sangre y ahora te llevo al hospital.-dije serena.
-¡NO!, ¡No me lleves al hospital!, da la vuelta y vamos a mi casa.- dijo muy alterado.
-Está bien, dime donde eso...
Después de unas indicaciones al fin llegamos, genial tenía el auto con mucha sangre pero es lo menos que importa ahora, lo bajé del auto y lo ayude a subir a su cuarto, lo acosté y le saque la camisa, fue inevitable no mirar su abdomen bien marcado y más inevitable fue no morderme el labio, lo notó.
-¿Te gusta lo que ves?.-dijo muy seductor.
-Cállate estúpido, no es momento de bromas.-dije levantándome para ir a buscar un paño, algún vendaje y alcohol. Mojé el paño en agua para sacar toda la suciedad y sangre seca, a veces tocaba su abdomen y pasaba desapercibida.
-Se que disfrutas esto más que yo.-dijo adolorido y haciéndome sonrojar.
-No sabes cuanto, y falta la mejor parte.- le empecé a echar alcohol y el chillaba como una ardilla.
-Ya, ya me hiciste sufrir mucho.
Después de tanto show de parte de Cristopher, bajamos a la cocina, los dos estábamos muertos de hambre. Ahora el tendría que sacarme de mis dudas. No vivía con sus padres, se notaba en la casa, cocinó unos tallarines y por mientras que estos se cocinaban nos servimos unos tragos.
-Así que, un ser tan lindo como tú me podría responder de donde viene...
-Pues vengo de una isla ubicada entre Miami, Las Bermudas y Puerto Rico.-dijo un poco preocupado.
-¿QUE? Es imposible, ese es el triangulo de las Bermudas, nadie ha vuelto de ahí con vida ¿y tú si?, que es esto.-dije muy exaltada y sin poder creer lo que me estaba diciendo.
-No recuerdo mucho de ese viaje pero a mi Padre lo trasladaron aquí y cuando sucedió eso yo era muy pequeño.-dijo despreocupado.
-No puedo creerlo...
-Créelo, eres la única que sabe desde que vivo aquí.
-Wow, es ¿enserio?, no le diré a nadie, pero no tienes amigos.
-No me importa hacer amigos, si quieren ser mis amigos está bien y si no también, estoy en mi último año. Además tu me inspiras confianza, entre otras cosas y siento que ya te conozco desde antes.-dijo sincero.
-Puedes contar conmigo para lo que necesites.-dije tocando su mano y volvieron algunas imágenes como las anteriores, el no lo notó pero fueron muy borrosas, no las puedo describir.
-¿Y tú siempre has sido de aquí?.
-Viví un tiempo con mis abuelos, nunca les pregunté a mis padres porque fue un período corto y no me importaba la respuesta.-dije tomando un gran sorbo a mi vaso, sentí el licor haciendo arder mi garganta. Empezó una fuerte lluvia, lo cuál nos pareció muy raro, parecía un diluvio.
-No puedes irte así a tu casa, te puede pasar algo.-dijo preocupado.
Después de cenar llamé a mi padre para avisarle que no llegaría a casa.
-¿Hola? ¿Papá?
-Hola hija, ¿Que ocurre?-Dijo como siempre despreocupado, no podía escucharlo muy bien.
-Papá no podré llegar a casa, hay una tormenta horrible afuera y me quedaré con David.-Mentí, una de mi habilidad era saber mentir.
-Hija, no puede ser posible, si quieres te voy a buscar.
-No gracias, estoy bien y me quedaré.-corté.
Ahora...no tengo idea donde voy a dormir.
-Dormirás en el cuarto de visitas.-dijo un poco coqueto, no creo que sea una noche tranquila.
-Está bien, ¿Puedo usar tu baño?.
-Claro que sí, ponte cómoda, como si estuvieras en tu casa.
Fui al baño y tomé una ducha, me demoré bastante ojalá Cristopher no se moleste, me tome mucho tiempo en cepillarme el cabello, lavarme los dientes y esas cosas, me dispuse a salir y solo con una toalla, llegue a mi cuarto y dejé mi ropa tirada, sólo quería acostarme pero no me di cuenta de que estaba la puerta abierta y mientras me ponía la ropa interior me di vuelta a revisarla y ahí estaba.
-¿Que miras estúpido?.-dijo un poco sonrojada y enojada. -Respeta mi privacidad por favor.
-Lo siento.-dijo acercándose.-Con una chica tan sexy en mi casa no pude aguantarme.- Estaba entrando en mi pieza, me acerque para echarlo pero me tomó de las manos, las quitó y se me acercó haciendo que nuestras respiraciones chocaran brutalmente.
Me tomó de la cintura y sonrío de lado...
-Genial, ahora seré una del montón.-¿Cierto?
-No creo, eres diferente.-dijo tomándome del mentón, haciendo que mirara sus ojos claros, eran hermosos
-¿Soy diferente?, Bueno si soy diferente, que todo esto sea diferente, ¿No te parece divertido?.-sin más que decir, lo atraje hacía mi, sus labios encajaban justos con los míos, que manera de besar tenía este chico. Crucé mis brazos por su cuello haciendo que se juntara más a mi, él bajaba sus manos de mi cintura a mi trasero pero el beso no tubo nada de ternura, sólo deseo, como si ninguno de los dos hubiera besado antes con tanto deseo o necesidad. Lo tomé de los hombros y me salí de su agarre.
-Puedes salir por favor, ya tuve suficiente, ahora quiero dormir.-Dije apunto de reírme...-Creo que alguien quedó con ganas o me equivoco...
-Está bien, nos vemos mañana rarita.-dijo un poco molesto, creo que quería terminar algo.
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¿Real?
Teen FictionUn mundo lleno de sorpresa por descubrir, con 17 años solamente Amanda tiene que sobre llevar una vida diferente a los demás cuando se muda a otra ciudad, lo único que quería era ir a la universidad pero no podrá ser así. No está sola...