♡ Capítulo 3 ♡

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C.

Sus ojos y los míos se encuentran, pero ninguna dice nada. Parece que ambas nos hemos quedado de pie petrificadas y anonadadas por lo que acaba de pasar, sin embargo, mi mente repite una y otra vez que esto no puede estar sucediendo.

¿Acaso estoy teniendo una pesadilla? Ruego porque sea así.

De repente una silueta femenina se asoma por la puerta, donde minutos antes había entrado ella. Supongo que hoy es mi día de mala suerte, pues una de las profesoras se acerca a nosotras y por su expresión en el rostro, parece que ha escuchado cada una de mis palabras. Así que ahora no solo me toca afrontar mi confesión fallida, sino que también, el castigo por subir a la azotea en horas de clase, para algo que obviamente no tiene nada que ver con fines educativos.

—¿Acaso no deberían estar en sus salones? —pregunta, aunque por su tono molesto es obvio que no busca una respuesta—. Tú... —Me señala y la observo con temor. Es la primera vez que un profesor me llama la atención—. Esta no es un área para formar parejas, hazlo en un horario fuera de clases y fuera de la escuela, ¿entendiste?

Asiento, sin la capacidad de poder decir algo.

—Y tú... —Señala a la otra chica—. Te conozco, eres la capitana del equipo de natación femenil, ¿qué no deberías estar practicando en este momento?

Myoui cambia su expresión y se muestra preocupada. Se gira hacia ella y hace una reverencia de noventa grados, mostrándole completo respeto.

—Disculpe, profesora, no volverá a pasar —exclama, con una voz delicada y arrepentida, que hacen que por un momento me avergüence por no haber contestado nada antes.

—Acompáñenme, irán por un reporte las dos y harán que sus profesores lo firmen.

Frunzo el ceño molesta, pero no me queda de otra más que seguirla en silencio para así evitar hacer más grande el asunto. Por otro lado, la chica me mira por un momento, pero desvía la mirada tan pronto como la mía choca con la de ella. No sé si está molesta por el problema en el que la acabo de meter, pero en todo caso, agradezco que no haya dicho nada malo.

Tan pronto como llegamos a la sala de profesores, la mujer de antes pregunta por nuestros nombres y los de nuestros profesores que están a nuestro cargo en esta hora. El entrenador es el primero en llegar, resoplando con enfado mira a Myoui y aprieta la mandíbula. Esto no pinta nada bien, mucho menos cuando mi profesor aparece, pues la profesora que nos encontró en la azotea le recrimina el por qué me ha dejado salir y al parecer mi mentira sobre ir a la enfermería sale a la luz y queda expuesta.

Ninguna de las dos le lleva la contraria cuando los regaños inundan todo el lugar, aunque ninguno de los demás profesores que se encuentran aquí le toman importancia a nuestro caso, no obstante, tan pronto como la profesora menciona mi declaración hacia Myoui en la azotea, las miradas se fijan en nosotras.

Para sumarle más a mi desdicha un grupo de estudiantes se encuentran conversando con uno de los prefectos, que a diferencia nuestro, han llegado aquí para reportar a unos estudiantes que suelen hacer demasiado ruido, por lo que, sin quererlo, mi confesión secreta —que tenía previsto solo saberlo el chico que me gusta, Tzuyu y yo—, ahora termina siendo algo que pronto se convertirá en un chisme por toda la escuela.

Nos disculpamos una y otra vez cuando nos entregan nuestros reportes, aunque ningún profesor ha dicho nada sobre mi confesión hacia otra chica, por sus miradas puedo notar que cierto desconcierto los rodea, sin embargo, el problema recae en el simple hecho de subir a un área restringida para los estudiantes en un horario de clase.

Ambas salimos de la oficina, pero al igual que minutos atrás, ninguna dice nada, simplemente nos quedamos paradas delante de la puerta, la que ha sido cerrada con tanta fuerza que nos ha dejado estáticas en el mismo lugar.

¡Me gustas! [BORRADOR] |MICHAENG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora