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Al día siguiente me desperté a las 9am por los llantos de nico al lado de nuestra cama matrimonial, mire para mi izquierda y no había nadie, o ale se fue o durmió en el sillón, para mi mejor, no quería que se enoje por los llantos de nico, a mi de...

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Al día siguiente me desperté a las 9am por los llantos de nico al lado de nuestra cama matrimonial, mire para mi izquierda y no había nadie, o ale se fue o durmió en el sillón, para mi mejor, no quería que se enoje por los llantos de nico, a mi derecha estaba nico en su cunita, lo agarré y lo acoste conmigo dándole teta, le di mucho besitos de buenos días, agarre mi celu y tenia un mensaje de ori.

Así que rápidamente me paré y me preparé para ir a lo de Ori

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Así que rápidamente me paré y me preparé para ir a lo de Ori. Hice una lista mental de todo lo que necesitaba llevar para Nico: pañales, una muda de ropa, unos juguetes, la mamadera y un par de cosas más. Quería asegurarme de que no faltara nada, ya que era la primera vez que salía con un bebé y no sabía que iba a necesitar.

Decidí vestir a Nico con un conjunto azul oscuro, que le quedaba hermoso, un gorrito haciendo juego y unas medias blancas. Yo opté por una calza negra y una musculosa negra; así era más fácil amamantar. Encima me puse un suéter y una campera de abrigo grande porque hacía mucho frío en Buenos Aires. La verdad es que el invierno se sentía intenso.

Le contesté a Ori diciéndole que ya salía y coloqué a Nico en su cochesito, asegurándome de que tuviera su mantita y su mamadera a mano. Al cruzar por el living, vi a Alejandro dormido en el sofá; así que salí rápidamente sin hacer ruido para no despertarlo. Caminamos hacia la casa de Ori y Paulo, que quedaba a solo un par de cuadras. En unos 10 minutos ya estábamos en la puerta de su casa; toqué el timbre y me abrió.

Me recibió con una sonrisa gigante y me invitó a pasar. Me presentó a Enzo, el amigo de Paulo que había venido de visita. Era alto, morocho, con una sonrisa re linda y muchos tatuajes que no pude apreciar bien en ese momento pero que me parecieron interesantes.

—Hola Enzo, soy Sharon y él es Nico, mi hijo, un gusto —le dije mientras lo saludaba con un beso en el cachete.

—El gusto es mío, Sharon. Hola bebe, hermoso —respondió él con una sonrisa amplia y le dio un beso suave en la cabeza a mi pequeño.

—¿Quién es ese ahijado más lindo que tengo? —preguntó Paulo al salir de la cocina y acercarse a nosotros. Extendió las manos hacia Nico mientras me saludaba con un beso en el cachete y un abrazo fuerte.

—¡Yo tió! —imité la supuesta voz de Nico mientras se lo pasaba; Paulo lo llenó de besos por toda la cara y le hizo un par de cosquillas que hicieron reír al bebé a carcajadas.

Ori me llevó a la cocina donde ya había preparado café y medialunas recién horneadas. —Te compré unos alfajores, ¿los querés? —me preguntó mientras sacaba una caja brillante de la heladera.

—¡Me encantan! ¡Sí quiero! —le respondí mientras daba saltitos y aplaudía como una nena emocionada.

—Bueno, entonces a comer —dijo ella con una sonrisa de emocion, dirigiéndonos al living donde estaban Paulo, Nico y Enzo jugando y haciendo reir al mas pequeño.

Mientras charlábamos entre risas, yo prestaba atención a Enzo quien se acercó con cuidado hacia Nico. Extendió su mano lentamente; Nico la miró con curiosidad y la tomó con su manito chiquita. Enzo se rió suavemente y le hizo un pequeño cosquilleo en la pancita. La risa contagiosa de Nico llenó el ambiente con una alegría pura.

—Más tierno es —dijo Enzo con una sonrisa cálida que me hizo sentir algo especial dentro.

La mañana pasó volando entre charlas animadas, risas sinceras y juegos divertidos con Nico. Enzo se encariñó mucho con él; se veía que ambos disfrutaban del tiempo juntos. Después se les sumó Paulo, creando una dinámica divertida entre los tres.

Ori preparó un almuerzo delicioso: ensalada fresca acompañada de pollo al horno doradito. Mientras disfrutábamos de la comida, Enzo comenzó a contarme sobre su carrera; era futbolista y había jugado el año pasado en River Plate. Ahora estaba por ser fichado en el Benfica, un club prestigioso en Portugal. Me emocioné al escuchar que había sido convocado para las eliminatorias del Mundial y formaba parte de la sub-18 de la selección nacional.

Me compartió también que tenía una hija de 2 años con su ex pareja; tenían custodia compartida y se llevaban bastante bien. Me contó que posiblemente llevaría a su hija y a valen, su ex pareja, a vivir con él en Portugal porque no podía estar tanto tiempo sin verla.

Paulo también aprovechó para actualizarme sobre su carrera; pronto sería fichado por la Roma y se irían a vivir allá también.

—Fa, ¡me voy a quedar re sola acá! —dije en tono de broma pero realmente sentí una punzada de tristeza al pensar en lo mucho que los iba a extrañar si se iban todos juntos.

—No te preocupes tanto por eso; estuvimos hablando con Paulo sobre si te querías mudar con nosotros allá en Roma —dijo Ori casi como si fuera algo sencillo.

—Nooo Ori, ni hablar. Alejandro no va a querer —dije preocupada por esa propuesta inesperada; aunque me encantaría vivir en Roma, sabía que eso no iba a ser posible sin Alejandro aceptarlo primero.

—¿Ale es el padre de Nico?

—Sí, sí... Y no le gusta salir de su zona de confort —le respondí mientras pensaba en cómo la única forma de que salga de la casa es para ir a tomar o drogarse

—Y bueno fue, que se queda aca Alejandro ya sabes cómo es, Sharon —opinó por primera vez el padrino de mi hijo mientras sonreía cómplice.

—Nono… Si quieren lo intento hablar pero no creo que quiera ni ahí —dije tratando de restarle importancia al tema cuando justo Nico empezó a llorar. Fue como un salvavidas para mí porque pude cambiar rápidamente el enfoque; discretamente le di la teta para calmarlo mientras intentaba mantener la conversación ligera.

Seguimos hablando pero cambiamos los temas para alejarnos del incómodo asunto sobre Roma o sobre Alejandro. Cuando finalmente Nico se durmió profundamente, decidí dejarlo acostado en su cochesito para disfrutar del tiempo con mis amigos sin distracciones adicionales.



𝐌𝐞 𝐬𝐚𝐥𝐯𝐚𝐬𝐭𝐞 - 𝐄𝐧𝐳𝐨 𝐅𝐞𝐫𝐧𝐚𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora