El Comienzo Del Fin

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Los policías habían dejado de conversar, el escolta estaba algo cansado y con su mera preocupación por el delincuente que tenía al lado, prefería ocupar ese tiempo muerto en descansar la mente, total, sólo era un pobre chiquillo en celos, inofensivo.
Sehun, miró detenidamente la situación y decidió actuar, ya sabía que hacer exactamente, porque su vida no había acabado ahí.

Cuidadosamente miró tranquilamente la situación; su escolta estaba de lo más despreocupado durmiendo y el conductor, con un ojo abierto y el otro ya dormido, ni siquiera se percataba por observar al detenido.
Unas de las formas más fáciles de escapar sería sacar las llaves y saltar, pero no, no era la forma que él quería, él no podía dejar vivos a dos testigos, ya después de todo lo dicho y echo, acabar con otras personas más no alteraba nada, eran como él decía: 'daños colaterales'.
En silencio, mientras el conductor seguía sin despegar un ojo de la carretera, Sehun pasó sus esposas al rededor del cuello del escolta que dormía entre ronquidos. Ya cuando le rodeaba casi pareciendo un collar, las entrelazó con fuerza para apretarlo, sus muñecas de inmediato enrojecieron con el forcejeo y la fuerza, pero no se había dado cuenta de ello el chico. Por suerte el conductor no se daba cuenta de lo que pasaba en los asientos traseros, ya que el escolta se quejaba, no entendía que pasaba, trataba de ver qué podía hacer para salvar su vida pero Sehun lo tenía tan bien sujetado que se le era imposible moverse.
El rostro del tipo era tan rojo como las muñecas ensangrentadas del joven. Ya el dolor se había presentado concientemente en Oh, pero no dejaría de forzar hasta ver al hombre muerto, este miraba, tocaba, pero no, ya no era posible, ya era el momento. El escolta apaciblemente y de a poquito dejó de hacer fuerza, así como de respirar.
Sudado completamente y con sangre entre sus manos y muñecas tomó cuidadosamente del cinturón las llaves, sin hacer ruido. Miró de reojo y el policía seguía manejando, sin imaginarse nada.
Con habilidades de manualidades exactas trató con sus propias manos abrir las esposas, pero estaba tan dañado y ansioso que se le imposibilitaba, así que acudió a su boca y con cuidado abrió por fin el asfixiante metal que lo amarraba. Miró nuevamente y el chófer no se había dado ni la más mínima cuenta de lo qué sucedía. Casi le dio el sentimiento, la sensación de dejarlo vivo, pero no podía, no podía dejar ni un testigo. No quiso pensarlo mucho, ya que a estas alturas todas sus alternativas se límitaban a un final de un leve accidente, así que preparándose y con apuro incrusto su recién vendado brazo izquierdo al cuello del hombre, ahorcándolo contra la cabecera del asiento. De inmediato el policía soltó el volante para poder soltarse, y entre un movimiento reflejo pisó el freno, provocando que se desviara un poco el automóvil hacia la derecha, por poco saliendo de la caletera. Sehun seguía firme en su posición, por lo que no le afectó en nada el movimiento del carro. El policía intentaba, golpeaba al chico pero el cansancio y la sorpresiva le contaban en desventaja, o eso creía Sehun. En un reflejo el policía sacó un revólver calibre 38 y de inmediato disparó, pero la prisa de este provocó que la bala sobresaliera del techo. Ahora el muchacho aparte de mantener el brazo en el cuello del hombre, tenía que zafarse del arma. Casi imitando una pelea de arañazos y entre agarre, con mucha fuerza el policía tomó con fuerza el revólver y dando un direccionamiento contrario a su vista disparó sin pensar, llegando la bala al otro hombro de Sehun que estaba sano. La adrenalina no dejaba paso al joven y este, aún baleado —sin importarle mucho— tomó con fuerza el arma, contra la mano del hombre y entre el dolor y la euforia puso el calibre 38 en la cien del tipo, y rápidamente, antes de que actuara el hombre, disparó apretando por encima del dedo del policía. Todo en cinco minutos.
Cansado, con los dos brazos adoloridos salió pasivo del automóvil, su brazo derecho recién había recibido un impacto y el izquierdo estaba recién vendado por la bala que había recibido en el estacionamiento. El estacionamiento... No, si quería seguir con vida tendría que olvidarse de su pasado, completamente. Olvidaría todo lo que hizo y provocó, su nombre, su nacimiento, todo. Ahora renaceria un nuevo hombre, no un chico desenfrenado, sino un hombre encaminado. Pero eso no significaba que fuera realmente así...
Por el horario y la zona absolutamente nadie pasaba por el sitio, estaba completamente solo con la neblina y la intensa naturaleza, pero pronto alguien lo vería, tenía que ser precavido, pensar bien, no volver a equivocarse.
A prisa con un trozo de tela que arrancó sin pudor del escolta se hizo un torniquete en el hombro derecho, revisó el izquierdo y al momento todavía se encontraba bien, con sangre, pero para él estaba bien. Sacó al conductor, y condució bosque adentro, escondiendo entre una fila de plantación. El automóvil claramente no pasaría desapercibido siendo fachada de policía, pero le daría tiempo para poder escapar sin sospechas.

Ahora, dejaba su pasado, ya no sería nunca más, y estaba preparado. Siguió caminando bosque adentro, alejándose cada vez más de lo que le hacía ser quien era, aún así fuera algo malo o bueno, su identidad, su forma, cambiaría, tendría que cambiar a la fuerza para tomar otro semblante, tenía que hacerlo, sino su otra opción era la muerte. Haría todo ese sacrificio, pero a cambio de que su única esencia la dejaría. En el fondo cambiaría de afuera hacia adentro hasta un punto límite, ya que si no daba tope, dejaría de 'ser lo único de su ser' y eso no quería, no lo haría.
Ya era su tercer renacimiento o algo por el estilo, ya no sabría si cuantos renacimientos vendrían en su vida pero, aceptaba su muerte simbólica por el sacrificio de mantenerse vivo esencialmente, casi como una filosofía de vida. Haría lo que fuera por mantenerse vivo y seguir disfrutando de sus caprichos y placeres. Él nunca se detendría así mismo. Jamás. Aunque tuviera que matarse mentalmente así mismo y volver a nacer las veces que fuera, pero siempre manteniendo su 'alma negra', lo haría.

Macabra Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora