「Capítulo 4」

84 23 4
                                    


Capítulo cuatro:

❝ Lirios y duraznos. ❞


.


Yoongi llegó a la cafetería justo a las doce y treinta, esto después convencer a su hermano mayor, Namjoon, de poder quedarse con Hoseok hasta que este saliera de clases.

El alfa había aceptado muy a regañadientes y Yoongi aprovechó el momento para ir a tomar el autobús. Lo había hecho con una enorme sonrisa, puesto que había olvidado lo que implicaba andar en uno, aún cuando el que había tomado era privado.

Rió ante la idea de sus padres dándose cuenta de que había usado el autobús; estaba seguro que se enfadarían con él de inmediato.

El suave tintineo de la campana sobre la puerta anunció la entrada de Yoongi al colorido lugar. El aroma del café recién hecho y el sonido de las conversaciones llenaban el aire, creando un ambiente reconfortante. Era un refugio perfecto después de un día agotador.

Yoongi echó un vistazo alrededor, buscando una mesa libre. Sus ojos se encontraron con Jimin, quien fue directo a abrazarlo.

—¡Gi! —dijo él. Su alegre tono de voz ni siquiera pareció ser tomado en cuenta en el lugar.

Yoongi regaló una sonrisa.

—Vine a verte. ¿A qué hora tienes libre?

—Desde ya, de hecho. Mi turno comienza hasta la una.

—¿Entonces qué haces aquí desde antes? —preguntó Yoongi con una ceja levantada. Jimin simplemente sonrió.

—Busca una mesa, te traeré algo de beber.

—No es...

—¿Un frappé? ¿Sí? Listo. Vuelvo enseguida.

Yoongi se quedó de pie, viendo como Jimin desaparecía en las puertas hacia la cocina, sin darle tiempo a siquiera responder.

Aún pasmado, se dirigió a una de las mesas junto a una ventana que ofrecía una vista perfecta del bullicio exterior. Se dejó caer en la silla, soltando un pequeño suspiro.

La tranquilidad de la cafetería parecía ser el lugar perfecto para pasar la tarde.

Pero Yoongi no podía disfrutarla ya que sus pensamientos estaban centrados en porqué su amigo estaba trabajando en ese lugar.

Jimin llegó pronto con un frappé de oreo y un pequeño plato con una galleta de chispas de chocolate, para luego sentarse frente a él.

—Cortesía de la casa —dijo con una sonrisa.

Yoongi le dirigió una mirada agradecida, aunque estaba claro que pagaría por ello en cuanto Jimin no se diera cuenta. Más cuando no pudo evitar centrarse en la sombra debajo de los bonitos ojos de su amigo.

—Jiminie... ¿porqué no sabíamos sobre... esto? —preguntó Yoongi, la preocupación teñida en su voz.

Jimin, en cambio, observó a los demás clientes: un par de solitarios ocupados en sus laptops, grupos de amigos charlando animadamente y alguna que otra persona revisando papeles o anotando cosas en libretas. En ese momento, cada persona ahí era un pequeño mundo aparte.

Paz, era todo lo que necesitaba en ese momento. Nadie le vería dos veces al ser empleado del lugar, lo que le hacía sentirse un poco mejor.

Jimin era omega, tenía el cabello rubio, los ojos de un color chocolate precioso y una personalidad tenaz que Yoongi adoraba. Nunca se imaginó a sí mismo teniendo un trabajo de medio tiempo en una cafetería. La paga era buena, debía admitirlo. Pero no cubría todos los gastos a los que estaba acostumbrado.

Aromas de Verano 「Taegi 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora