Capitulo 27

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Liam

Valeria tiene rato encerrada en esa oficina con su padrastro hasta que por fin sale con sus ojos llorosos. Ahora ese señor sale de ahí.

—¿Te hizo algo, Bombom?

—¿Qué te dijo? —pregunto la amiga.

—Nos vamos a Europa, Libia.

Su amiga asintió.

—¿Como qué te, vas bombón?

—Porque el rey tiene razón, su alteza, esto no funcionará. No puedo ser una egoísta y someter a Eric a la presión de la prensa. Además, me sentiría falta si usted se va a una escuela militar en Rusia por mi culpa.

—¿Entonces vas a dejar a mi hermano? —Mi voz sonó, como una recriminación. Porque estoy enojado.

—Estoy enamorada del, príncipe Eric, por eso me voy alejar de él, esta es mi manera de protegerlo, si me quedo a su lado manchare su nombre, por favor no me juzgue, su alteza.

—Deberías dejar que él lo decida —refuto.

—No puedo, ya tomé la decisión de irme prométeme que no le contaras nada —insiste con sus ojos lloroso. Su amiga coloca la mano en la espalda de ella y la mira con amabilidad.

—Su alteza, prométalo, por favor.

Sí, mi hermano se entera es capaz de querer renunciar al trono para irse con ella y entonces yo tendría que ascender, no le digo más nada porque me gusta respetar la decisión de los demás. Miro mi reloj. Falta poco para que mi hermano regrese.

—Vete, si me hermano me pregunta le diré que no se nada.

Quise ayudarla a pesar de tener que irme a Rusia, sin embargo, ella quiere irse y no voy a hacer nada para impedírselo. Ya ella fue retenida contra su voluntad en esa maldita trata de menores y no seré yo quien le impida volar, por el motivo que sea.

—Gracias, príncipe Liam —se limpia sus mejillas para quitar el rastro de lágrimas.

Y se da la vuelta para irse con su amiga, pero vuelve a mirar hacia atrás se acerca a mí y me abraza, es un abrazo fuerte, luego nos miramos. No me gustan las despedidas y más cuando son de personas que me agradan como ella.

—Buen viaje, Bombon. —Le sonrió, con nostalgia.

Asiente con sus ojos húmedos.

Valeria

Camino hacia la salida y mi amiga va detrás de mí. El abogado de la familia real me entrega una carpeta.

Ahí están sus pasaportes y sus boletos, sus maletas ya están en las camionetas.

Miro hacia atrás el gran palacio donde pase varios meses, quiero admirar por última vez las orquídeas de varios colores que le regalo el rey a la madre de Eric, extrañare todo. Un chofer abre la puerta de una camioneta blanca y nosotras subimos. Al entrar miro a Rodrigo él va sentado en la parte de alante.

No le pregunto que hace aquí porque el rey ya me dijo, que ese chico también se iría de Marbelia. Aun así, cuando subo el auto se pone en marcha y tres camionetas nos pasan, por un lado. Una es la de Eric se acaba de estacionar frente al palacio, abren el portón y sus camionetas están entrando.

—Deténgase —le digo al conductor. Sin embargo, el sigue manejando —. ¡Deténganse! —repito en voz alta.

—Tengo, ordenes de llevarla al aeropuerto.

—Detenga el auto por favor —dice Rodrigo.

El conductor para me bajo y camino de inmediato hacia el palacio, los de seguridad cierran las rejas frente a mí. Miro al rey está al lado de mí padrastro.

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⏰ Última actualización: Sep 15 ⏰

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