Lui Shirosagi un estudiante que se muda desde Estados Unidos a Japón, luego de 3 años de estar asistiendo a su escuela y participar en torneos. Lui descubre que su escuela oculta oscuros y retorcidos secretos.....
Todos los videos, imágenes y series...
—¡Lui! ¡Lui!— escuché una voz detrás de mí, me gire y era... ella
—Voy a matarla...— murmuré en voz baja, apretando los dientes —¿Qué quieres?— pregunte con un tono irritado
—¿E-Estás bien? ¿No estás herido?— preguntó ella, con una mezcla de... ¿preocupación?
Guardé silencio, dejando que las palabras rebotaran en mi mente por un segundo.
—Si quieres, podemos ir a la sala médica... o tal vez debería reportarlo al dire-...—
—¡Basta!— alzando la voz y haciendo que Chizuru cerrara los ojos y diera un paso hacia atrás —Deja de hablar o te morderé la lengua.—
—¡¿Qué te pasa?! Solo...— intentó replicar
—Mejor vete a clases, niña—
Continué caminando, dejando a Chizuru atrás. A pesar de todo, pude notar que quería decir algo, preguntar si yo estaba bien, pero... después de lo que había visto en la cafetería, después de cómo humillé a Ryu, ella prefirió quedarse callada. Era lo mas sensato pero aun así...
—¡Gr-Gracias!— gritó agradecida y rompiendo el silencio con su voz nerviosa
Me detuve. No miré hacia atrás de inmediato. El eco de su agradecimiento resonó en mi mente con... dudas. Me giré lentamente y la observé por encima del hombro. Pude ver el nerviosismo en sus ojos, pero también había algo más ahí. Quizá gratitud, quizá alivio. No lo sé... era... extraño
—Thc...— Aparté la mirada, algo irritado, y seguí caminando.
—*Suspiro* Olvídalo Chizuru. Estará bien... sabe cuidarse solo...— se dijo asi misma y yéndose por otro camino
***
Estaba caminando hacia... ningún lado en particular, la verdad. Simplemente deambulaba por la escuela, sin ningún objetivo claro. Solo quería matar el tiempo.
Mi cuerpo ya se había recuperado, y el dolor que sentí durante la pelea con Ryu había desaparecido casi por completo. Pero, dentro de mí, una sensación extraña permanecía. Me molestaba. No era físico, sino algo más profundo, como una picazón que no podía rascar.
Mientras caminaba, me di cuenta de que no había nada que hacer en esa maldita escuela... O eso pensaba...
—Thc... — murmuré notando un brillo sobre salir de mi bolsillo. Lo saqué, observando el bey en mi mano mientras le giraba entre mis dedos
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
