Capítulo IX • ¿Hasta cuándo?

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Mi corazón se sumaba a la lista de los rotos por amor.
Todavía podía ver su rostro impregnado en mi mente, retirándose con ése semblante triste y con culpabilidad,ése rostro tierno y en ése momento de piel rojiza.
Me cubría el rostro con una colcha de lino floreado,ideal para los calores que hacían en ése intenso verano.

Lloraba desconsoladamente,y no sólo por él, también por ella.
Eran las 11:24 de la noche, suponía que nadie entraría a mí habitación a tan altas horas de la noche.Pensé: Mamá y papá siempre caen a las 9:00,Y pues, sólo quedaba Margot, y sabía los límites de ella.Nunca entraba sin mi permiso.
Cuando de repente...

—Phoebe—escucho la voz de Margot que pronuncia mi nombre sutilmente.

Se abre la puerta .Trato de secarme rápido las lágrimas debajo de aquella manta floreada.

—¿Qué haces?¿Estás llorando?-Entona Margot preocupada.

Sabía que sí hablaba,me iba a escuchar la voz ronca y solloza, así que me mantuve en silencio.De igual manera, así le hacía creer que estaba enojada por lo de ésa mañana.Era la única forma en que se podía retirar de mi habitación sin que me descubriera en pleno mar de lágrimas.A pesar de que también estaba quebrantada por ella y quería correr a abrazarla,a decirle cuánto lo sentía y que yo jamás trataría de dañarla o hacerla pasar una mala racha,
no podía hacerlo.No en las condiciones que estaba.

—Ok,me iré si no quieres hablar.—Entona, mientras siento como su cuerpo se va retirando lentamente de mi cama.

—Pero es que tú también Phoebe, te dije que no quería hablar con nadie,ya me conoces.-Escucho su voz nuevamente a mi oído.

Quedé perpleja ante lo que había escuchado.
Pensar que creía que vendría a mí habitación con un espíritu de arrepentimiento,y lo primero que sale de su boca,son sandeces.
Me estaba culpando por lo que me dijo,Dios!

(Sí, me culpaba por éso, pero ésa Phoebe de 17 años,tonta e ingenua, sí aceptaba ésa culpa.)
Sabía que ella no estaba en lo correcto,Pero mi corazón no se resistía cada vez que la veía o sentía.
Era mi hermanita,mi dulce pequeña hermana.
Terminé de secarme las lágrimas,poco me importó sí tenía la cara hinchada por toda la lloradera que me había pegado.Me quité la manta del rostro.

—Perdóname Margot. —Entoné sutilmente su nombre.(Siempre fuí yo,nunca ella)

¿Alguna vez escucharé de Margot ésa palabra?
Me repetía constantemente mientras me encontraba en éstas situaciones.

Sí hubiese sabido el futuro,no me hubiese cuestionado el pasado.

***

El lugar que te dedico (En Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora