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ENTRE PESTAÑEOS LA JOVEN MADRE MANTIENE EN SUS BRAZOS A SU RECIÉN NACIDO EL CUAL NO HABÍA dejado de llorar desde que lo llevaron con ella. Lo habían cambiado y puesto un lindo traje de color verde envuelto en una manta de color blanco con dibujitos de conejos azules. No podía darle de comer al menos aún no había logrado tener leche aún a pesar de que había intentado sacarla por sus propios medios. Cansada y abatida no podía hacer más nada hasta que no pudiera darle de comer. No había nadie a lado suyo lo cual le extrañaba ya que se suponía que el padre de su hijo venía en camino al hospital por esa razón no había querido entrar en la sala de parto hasta que él viniera pero las cosas se habían adelantado un poco.
En suave arrullos intenta calmar al menor que lloraba desconsolado en sus brazos. Para una madre primeriza como ella el no saber cómo tranquilizarlo es un martirio a sabiendas que otras madres podían hacerlo en segundos.
Cansada se levantaba de la camilla vistiendo una bata de hospital color blanco, el cabello enmarañado y pegado a su rostro. Los pies en unas pantuflas y una pulcera en la muñeca izquierda dónde lleva la hora y el nombre de su bebé.
──ya mi chiquito no llores.── murmura un poco asustada. Talvez lo haría mal o tal vez no.
En momentos como ese le gustaría tener a Ino. De alguna forma él siempre encontraba la manera de hacerla sentir mejor tenía las palabras correctas para el momento.
Dio un par de vueltas tratando de con ello calmar a su pequeño pero era imposible. Tenía hambre y ella hasta el momento no le podía dar de comer.
Mientras Ava estaba en ese estado la puerta se abre y ella creyendo que se trataba de su pareja voltea. Y aunque no se trata de Ino sonríe.
──Yuta.── murmura con una sonrisa en el rostro.
──Ava.── responde el pelinegro ingresando en la habitación.── lamentó llegar tardé pero...tuve un pequeño inconveniente en cuanto al tráfico.
──no te preocupes, me sorprende que estés aquí.── admite.── se que hay mucho ruido, por aquí. Lo siento.
──no podía esperar hasta mañana. Ino me llamó diciéndome que ya era hora y no pude esperar.── explica.
──ya veo. Siéntate yo aún estoy tratando...de calmarlo.
──¿dónde está Ino? pensé que estaría aquí.── comenta dejando una bolsa blanca en la camilla.
──no a venido.── responde ella preocupada.── y es raro porque se supone que ya debería de estar aquí.
──talvez sea por el tráfico. Hay una enorme cola de autos casi está barado.── mencionado sacando algunas cosas que había traído.── cuando pase frente me di cuenta que era un accidente. Dos autos y me parece ver qué había un cadáver y aún no lo habían levantado.
