1 | El caos

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ALLY

La Celebración de Unidad es un evento que se ha llevado a cabo desde el inicio de la fundación de Ciudad Elemental. O al menos desde que se nos consideró una sociedad libre y autónoma.

La cosa va de presentarse en el Ranúnculo Elemental, que es el centro de toda la ciudad y el único lugar donde los cuatro distritos somos capaces de convivir sin problemas. Se debe más que nada a la gran rivalidad que nos define como Factores Naturales, y no tanto por las cuestiones físicas. Después de todo, la Celebración de Unidad es conocida por el gran concurso de presentación que se lleva a cabo en la gran plaza cada año. Todos los distritos hacemos nuestro mejor esfuerzo por ganar el premio, que es el derecho a habitar en el Ranúnculo si lo deseas y una suma de quinientos doblones de obsidiana. Claro que, solo los tres mejores de cada equipo son los que reciben el premio.


—Es una porquería que aún no podamos entrar al concurso —se queja Eris a mi lado mientras bajamos del bus que nos trajo desde nuestro distrito hasta el Ranúnculo—. Esto de tener que esperar a los dieciocho para poder participar es un asco.

—Cierto, es una lástima —tengo que admitir mientras me coloco a su lado y la sigo hacia el interior de la central camionera en busca de un baño—. Aunque al menos podemos participar en los juegos.

Eris me lanza una mirada agria que grita «no es lo mismo y no me intentes cambiar de opinión». Ella no suele torcer el brazo tan fácil. Ni yo, para qué mentir.

—A la porra con los juegos. Estoy segura de que yo podría haber ganado el concurso desde los trece.

—No lo dudo.

Y no lo hago. Desde que conozco a Eris ambas hemos forjado una extraña amistad en la que nos odiamos pero nos queremos. Si una hace algo bien, la otra va por detrás intentando hacerlo mejor. Por el otro lado, si un tercero ataca a una de las dos, la otra no duda ni un segundo en saltar en su defensa. Como digo, una extraña amistad en la que la interacción depende del entorno y las circunstancias. Desde entonces he sido testigo de las habilidades deportivas de Eris, y vaya que las tiene.

La de la urgencia intestinal es ella, así que tengo que seguirle el paso rápido cuando finalmente ve el letrero de los baños. Tenemos que pagar un cuarto de doblón para poder pasar, pero logramos hacerlo y nada más cruzar Eris desaparece en uno de los cubículos. El baño tiene un poco de mal olor, aunque es soportable y consigo ignorarlo mientras me miro al enorme espejo de los lavabos.

El ajetreo del viaje logró sacar algunos mechones de mi trenza, así que la deshago y la vuelvo a hacer con ayuda de un poco de agua. Luego pienso que un retoque del pintalabios rojo mate no vendría mal y lo saco de la mochila que llevo colgando del hombro, aplicando luego un poco de él en mis labios.

—¡Ally! —La voz de Eris llega desde los cubículos hasta mis oídos.

Pongo los ojos en blanco porque sé que después del tono que ha usado me pedirá algo. Aún así no voy a ser grosera y fingir que no la escucho, lo que he hecho perfectamente.

—¿Qué pasó? —Le pregunto al mismo tiempo que guardo el pintalabios en el bolsillo lateral de mi mochila.

—Se me olvidó revisar que hubiera papel de baño, checa si hay en los otros y me pasas.

—Ay, hija, ‘tás bien mensa tú.

—Ja, ja, qué graciosa.

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2024 ⏰

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