Capitulo 4

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—¿Por aquí es?

El trio caminando por un caminó de hierbas, hasta que visualizan a chica y un niña siendo 'amenazadas'  por una Chica Mayor con una arma.

—Protegerlas, Ren.

Ordenó el viajero antes de voltear a ver a la adeptus. Mientras está hacia aparecer su lanza.

En un abrir y cerrar de ojos: Ren ya estaba frente a la mujer mayor interponiendo se entre la niña y la chica.

—Aléjate de ellas, puedes trabajar en vez de tener que robarle moras a las niñas. Que patética. —menciono Ren mientras ponía la punta de su lanza con filo en el cuello de la mujer.

—Y-Yo, perdoname por hacer enojar una alma adeptus, perdoname la vida por favor, ya no volveré a robar. —pidio la mujer adulta mientras sentía que Ren encajaban más el filo en su garganta.

—¡Alto!

Esa demanda, hizo que Ren bajara su lanza y girará para mirar a la persona que la había detenido.

—Mi nombre es Mualani.. Yo no Quiero que mates a esa-....

Ren miro con ojos grandes como platos a la chica de cabellos blancos y bronceada.

Un fuerte dolor invadió su pecho, su lanza desapareció y escamas de serpiente se color azules comenzaron a manifestarse en sus brazos y mejillas, sus pupilas se dilataron en forma Horizontal.

—¡Ren!

Paimon y Aether se acercaron corriendo a Ren, pero se estuvieron mirando los terroríficos ojos.

—n-no se acerquen... no quiero lastimarlos....

Ren se puso su máscara mientras desapareció dejando particulas Anemo en el aire.

Su aura karmatica la estaban invadiendo al solo ver el rostro de la chica de cabellos blancos y piel bronceada.

Estaba viendo a su mejor amiga: En los años de la guerra de los arcontes...

....

—Hebi, por favor cálmate. Soy fauna, mírame ¡Esa no eres tú!

La chica de cabellos blanquecino y de piel bronceada intentaba detener a la adeptus tranquilizando la, por qué su aura karmatica estaba afectando la.

Pero no ayudo: Lo último que recuerda es ver el el chorro de sangre salir disparado, manchando su rostro y ropa. Y el cuerpo de su mejor amiga estaba tirado frente a ella, descuartizada y la una expresión en su rostro, era una sonrisa.

La sonrisa que una vez alegro los días malos.

Ahora estaba muerta, mientras su cuerpo se desvanecía dejando solo cenizas.

Ren cayó de rodillas mientras volvía a la normalidad, pero sus ojos se llenaron de lágrimas mientras sollozaba en silencio mirando las ceniza de su 'mejor amiga' que acababa de asesinar... Por Culpa de su aura karmatica..

....

—¡Ren!

Diferentes voces se escuchaban a su alrededor: mientras ella está tirada en el suelo inconsiente al parecer.

—E-Eh? Viajero, Paimon...

La adeptus entre cerraba los ojos intentando distinguir los rostros.

Era el viajero, Paimon, Mualani, la niña y la mujer mayor que quería asaltar las.

—¡Tú!

Ren intento atacar a la mujer, pero se estremeció de dolor por la secuelas de su aura karmatica manifestándose.

—Tranquila, Mualani ya hablo con la 'ladrona' y todo está resuelto.

—Q-Qué hago aquí?... —Se pregunto Ren levantándose lentamente.

Rápidamente Las Personas se alejaron de Ren, para darle comodidad a la chica de cabellera blanquecina.

—Mucho gusto, Ren, Ya sabes mi nombre: Mualani. Gracias por intentar protegerme. —dijo la chica mientras sonreía y miraba agradecida a Ren.

Ren fulminó con la mirada a la ladrona, está solo se estremeció y permaneció paralizada en su lugar.

—Tranquila Ren, ella ya nos pido una disculpa.

—A si es señorita, no se preocupe. —dijo la niña pequeña haciendo la reverencia. —¡Es una adeptus, cierto!? Por favor, considere cumplir un deseo mío por favor.

Ren miro confundída a la niña mientras asentía.

—Entonces son viajeros, no? —pregunto Mualani viendo a la adeptus, a Paimon y a Aether.

—Si, somos viajeros.

—Bueno, solo ellos dos. Yo soy una adeptus originaria de mondstadt pero me pasó la mayoría de tiempo en liyue. —Su tono de voz era algo bajo y sueve mientras se levantaba lentamente recuperando su postura.

—Es un gusto conocer la deidad adeptus, también que representes a diferentes naciones. —dijo Mualani divertida, sonriendo de lado a lado.

—Gracias... —sonrio, mirando la sonrisa de la chica de piel bronceada, la sonrisa que le recordaba a su mejor amiga fallecida.

No es Cuestión | Kinich x Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora