SÉPTIMO DÍA.

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009.


La peste del cigarrillo hizo que Jungkook despertara temprano en la mañana. Su nariz se arrugó, sus ojos parpadearon en diversas ocasiones con la intención de aclarar su visión y, por último, tosió un par de veces. Restregó sus orbes antes de alzar su mirada hacia el ventanal de la habitación, el cual estaba completamente abierto.

El día estaba nublado y el viento soplaba considerablemente fuerte. Las cortinas granates que adornaban el vidrio se balanceaban con indudable auge de adentro hacia afuera. Vim estaba recostado en el pasamanos del balcón, observando con gran interés un punto muerto. Un cigarrillo estaba entre sus falanges; mismo que se llevaba con una rapidez increíble a los labios tras cada calada. Las otras tantas cajas de cigarro tiradas en el piso dejaban en evidencia cuánto estuvo fumando.

«Puto adicto. ¿Y luego me recrimina a mí lo del casino?», pensó Jungkook mientras se ponía de pie. Aún conservaba el disfraz de payaso, aunque la máscara la había mandado a la mierda desde la noche anterior.

Suspirante, se acercó al pelirrojo, quien siguió en lo suyo pese a sentir la compañía del menor justamente a su lado.

—Buenos días, cariño —musitó, exhalando lentamente el humo. Su mirada permaneció en el horizonte, apreciando las nubes grisáceas y la arbolada que caracterizaba la zona—. ¿Dormiste bien?

—¿Dónde estuviste anoche?

—No es asunto tuyo —espetó, dando otra bocanada—. Puedo ir a donde quiera, cuando quiera, como quiera y eso me encanta. No tengo porqué brindarle explicaciones a mi juguete sexual de una semana.

—Hoy mismo me iré —informó, cruzando sus brazos bajo su pecho. La molestia de la actitud de Vim bastó para dañarle el día en plenitud—. Ya te pagué.

—Bien —se encogió de hombros, restándole importancia—. Tú te quedas con tu dinero y yo me quedo con tu dignidad. Un trato justo.

—¿¡Por qué te importa tanto!? ¡Lo importante es que te pagué! —no pudo evitar alterarse. Evidentemente, a veces no podía soportar la humillación por parte de aquel odioso. Este último carcajeó lleno de sorna -como era usual en él-.

—¿Y a ti por qué te molesta tanto que te diga la verdad? —Por primera vez volteó, conectando su estridente mirada con la de Jeon—. Eres una puta —expresó, reincorporándose. Completamente enojado, el azabache le plantó un bofetón con lo mejor que tenía—. Y una puta con bastante fuerza... —su moflete adoptó la marca del golpe, el cual sobó con su mano libre—. Oh, perrita, vas a lamentar esto toda tu maldita vida —y después de mandar el cigarrillo a volar, empleó la misma mano para tomar violentamente el antebrazo del pelinegro, que aulló de dolor—. Me debes un último acostón después de todo.

Sin vacilar, arrastró al chico de vuelta a la habitación, en donde en medio de un forcejeo lo empujó a la cama. Kook cayó sobre su espalda; sus cabellos se habían desordenado en el pleito, sus ojos estaban abiertos como platos y su boca soltando profundas respiraciones. Vim no se molestó en quitarse la ropa, simplemente se situó encima del otro, capturando sus muñecas con presteza.

—¡No me voy a acostar contigo! ¡Suéltam... —un inesperado y enérgico beso fue el encargado de hacerlo callar. Los labios de Vim se movían sobre los suyos casi como si quisiera lastimarlos, cosa que estaba logrando. Jungkook no se quedó atrás, mordiendo, succionando, haciendo sangrar esa áspera y ruda boca. Tanto así que, en lugar de intercambiar saliva, estaban intercambiando sangre. El aire comenzó a faltar, mas no fue impedimento para que alguno de los dos parara. Muy por el contrario, la agresión incrementó—. Espero que te dé cáncer de pulmón y te pudras en el infierno.

VIM © vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora