CAP 10

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Lo estaba besando.

Tenía la boca de Zee sobre la suya y estaba besándolo.

Nunew estaba besando al hetero-imbécil más grande de la galaxia.

Ni siquiera tuvo tiempo para procesar correctamente lo que había sucedido. Se sentía mareado, mareado y absorbido, ¿borracho quizá? ¿Su bebida tenía drogas? Zee se separó abruptamente de él con una sonrisa en los labios —labios que lo habían besado, Jesucristo— y antes de que pudiera hablar, el pelinegro estaba volviendo su atención a Max.

Cierto. Max.

—Ya veo— dijo su ex cliente, un poco de decepción tiñendo su rostro. Se encogió de hombros, como dándose por derrotado—. Supongo que eso es todo, eh. Una lástima, Nunew.

Se retiró. El ambiente no tardó en hacerse tenso y agobiante para todos los que estaban en la mesa. Jimmy estaba sonrojado —nunca había visto a su mejor amigo besar a alguien tan apasionadamente— y Ohm bebía su Coca-Cola con una expresión confusa, mayormente de desinterés. Zee permanecía en silencio; pese a ello, parecía estar bajo control.

Nunew era un remolino de emociones.

¿Había sido real? El cosquilleo en sus labios dejó en claro que no estaba imaginando cosas. Su corazón palpitaba fuerte y desenfrenado, mientras que un sonido agudo pitaba en sus oídos. Estaba rígido, quieto igual que una piedra, viendo la comida frente a él e intentando racionalizar lo que acababa de ocurrir.

Zee había hecho eso para deshacerse de Max —obviamente—, lo que era un importante punto a su favor, considerando que casi son descubiertos. El beso probablemente había eliminado cualquier rastro de duda que pudieron haber plantado en la cita anterior, por lo que había sido una decisión sabia aunque precipitada. Todo fríamente calculado.

Estaba bien.

No había significado absolutamente nada más que simple y cruda actuación. Estaba más que bien.

Pero por algún motivo, Nunew se sentía como una bomba de tiempo y él estaba a pocos instantes de explotar.

Dios, "algún motivo" ni mierda, él sabía a la perfección por qué se sentía así.

—Fue bueno verlos otra vez— Jimmy se despidió recogiendo su chaqueta. Los platos de comida estaban vacíos demasiado pronto y Nunew no había saboreado ningún bocado—. Deberíamos repetirlo.

Se sentía lejano. No estaba seguro de cómo lo había manejado para terminar la cita sin causar problemas o alterarse, cuando internamente su mundo estaba patas arriba. Agradeció mentalmente que ya estuvieran partiendo caminos, porque su resistencia para entonces era cercana a cero.

El beso seguía reproduciéndose en su cabeza.

—No fue mal— dijo Zee. Ambos caminaban en la acera fuera del restaurante. Jimmy y Ohm se habían ido—. Estuviste... bastante bien en el último rato, de hecho. Al principio creí que tratarías de joderlo como antes.

Nunew no contestó.

—Dijeron que saldrán a aguas termales durante el fin de semana. Nos han invitado. Suena bien ¿no?

Ni una palabra.

—¿Qué dices? ¿Estás libre? Partiríamos el viernes por la noche. Hay una oferta por ir en pareja. Aunque tendríamos que compartir habitación. Pero...

Y luego, la bomba detonó.

—¿¡Por qué me besaste!?— exclamó furioso. Se detuvieron, Nunew cruzado de brazos y echando humo por las orejas mientras que Zee tragaba saliva, sabiendo que esto iba a venir. Honestamente lo había estado esperando.

—Ya sabes, por Max. Y funcionó bastante bien. Sé que los besos están prohibidos, por lo que supuse que él...

—¿¡Y por qué demonios crees que están prohibidos!?

Zee dudó. 

—¿Infecciones?

—Dios— jadeó—. ¡Está incluido en las cláusulas por algo! ¡No debiste haber desobedecido!

—¿Qué rayos te sucede? Sólo fue un beso.

La cara de Nunew estaba roja, y no sabía si era del enojo o algo más. Hasta que respondió.

—¡Mi primer beso!

La imagen se congeló por unos breves segundos, los cuales se sintieron como una infinidad. Sólo ellos, gritando en la calle, Nunew respirando con agitación y Zee mirándole anonadado, incapaz de formular una oración lógica.

—Primer— dijo. Su voz salió ahogada. Nunew tragó en seco y miró sus pies—. Primer... Tienes que estar jodiéndome.

—Pues no— Sus labios estaban abultados sin su consentimiento—. Es la verdad.

—Tú...— Silencio, y luego, la calma de Zee se rompió—. ¿¡Cómo es posible que jamás hayas besado a alguien!?

—¡Para tu información, no todos somos populares y amados en la secundaria!

—¡Pero...!— Pero no soy ciego y puedo ver que estás más bueno que el pan y que cualquier persona con cerebro te daría duro contra el muro—. ¡Pero después de la graduación! ¿Acaso no conociste a nadie en la universidad o en tu trabajo?

—¡Estaba buscando a alguien especial! Quería que fuera como una película donde nos amaríamos y nos casaríamos y el beso sería perfecto. ¡No con el hetero-imbécil que me arruinó la vida en primer año!

—¡Oye, no me llames así!— gruñó, altamente exasperado porque la situación se le estaba yendo de las manos y porque... porque quizá se sentía un poco culpable después de todo—. Además, ¿qué iba a saber yo que nunca habías dado un beso? ¡Estás en el bendito trabajo de arrendar novios, por el amor de Dios! ¡Creí que eras un profesional y que tenías experiencia! ¿Por qué estás en esto si ni siquiera has tenido pareja?

—Necesitaba el dinero— Refunfuñó, sin querer hablar más del asunto.

Nunew quería que esto fuera una pesadilla de la que iba a despertar pronto. El proyecto Rent A Boyfriend le agradaba debido a que en el reglamento decía explícitamente que los besos estaban prohibidos. ¿Quién iba a decir que Zee era un rebelde sin causa que se pasaba las reglas por alto? Ahora lo odiaba aún más, humillándolo y arruinando su linda película romántica...

—¿Estás llorando?

Nunew esnifó por la nariz y se talló los ojos. 

—No.

A Zee se le hundió el pecho. Si bien se había acostumbrado al mal humor de Nunew, a su cara de pocos amigos, a su bipolaridad y un poco a su falsa felicidad frente a Ohm y Jimmy, no sabía qué hacer cuando el llanto venía a tema.

No era experto consolando gente. Era mejor en... ¿En qué? ¿En insultarlos, burlarse de ellos y hacerlos sufrir hasta la graduación? Dios, soy un asco de persona.

—¿Cómo puedo compensártelo?

Cuando las palabras abandonaron su boca, no era consciente de lo que eso traería en el futuro para él.

—¿Compensarme?— murmuró Nunew. Zee asintió—. ¿Cualquier cosa?

—Cualquier cosa— afirmó.

Los labios del castaño se curvaron en una maliciosa sonrisa, mandando escalofríos por la espina dorsal de Zee, y fue ahí cuando el pelinegro supo que tendría que empezar a rezar. ¿En cuántos líos más se metería por culpa de Nunew Perdpiriyawong?


RENT A BOYFRIENDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora