A pesar de sus ajetreadas vidas y la distancia que los separa, ambos sienten un deseo irresistible de estar juntos. Tienen una química encantadora, cada mirada compartida y cada toque robado aumenta sus ganas de estar uno al lado del otro, soñando c...
Hoy era mi cumpleaños número 21. Me habían terminado de maquillar para la cena que había organizado en un restaurante con las personas más allegadas a mí.
Decidí ponerme un vestido blanco muy lindo junto con unos tacones dorados y un bolso del mismo color.
Ya mis papás se habían ido junto con la señora Isabel, quien era colaboradora en mi casa y además cocinaba delicioso. Solo quedábamos mi hermano y yo, y, al menos yo, ya estaba lista. Pero Felipe, jum, ese pelado se demora más que una vieja alistándose.
– Felipe, apure que vamos a llegar tarde. Que tanta maricada se hace. Usted es feo y feo se va a quedar. -Dije desesperada por que ya era tarde y se supone que tengo que estar a las 8 allá.
– Eh ave María, como es de cansona usted no? Yo no sé cómo Rios le presto atención. -Dijo el mientras salía de su pieza ya listo, por fin!
Y ahora que lo menciono, no había hablado con Richard hoy. Estaba confundida porque le había dicho que hoy sería mi cumpleaños y él no me había felicitado, ni me había mandado un mensaje. Pero no quise ser intensa; quizás él estaba entrenando y no se acordó. Habíamos pasado toda la semana que le quedaba aquí en Colombia juntos; salimos a comer todos los días y, el viernes, fuimos a una discoteca junto con mi hermano, su novia Silvia, James y Ryan Castro.
La verdad, en estos días le agarré mucho cariño y puedo llegar a decir que me gusta mucho. Desde que lo vi, tuve el deseo de que fuera mío, y quién no se va a enamorar de ese niño si es tan atento, respetuoso y, sobre todo, hermoso.
– Oe, vos tenés que recoger a Silvy? -Pregunté mientras bajábamos las escaleras.
– No, ella me dijo que llegaba después allá por que no se ha terminado de maquillar. -Respondió.
– Mmm bueno.
Bajamos al parqueadero y caminamos hasta el carro, Felipe era quien iba a manejar así que yo me subí al asiento del copiloto y salimos rumbo al restaurante.
Gracias a Dios no había tanto tráfico. Íbamos callados; solo se escuchaba la playlist que él había puesto. En ese momento estaba sonando "Hoy Me Atrevo" de Ñejo y Dálmata.
"Aquí me tienes enamora'o de una nena que todavía ni he toca'o ni he besa'o"
Cantaba la canción en voz baja mientras contestaba algunas felicitaciones. Decidí preguntarle a Pipe si él sabía algo de Richard.
– Ey, usted sabe algo de Richard? Hoy no me ha escrito ni me ha felicitado. -Pregunté.
– La verdad no, vi la historia que subió ayer donde aparecía que estaba volando hacia Brasil. -Dijo el lo más de tranquilo. - Seguro debe estar entrenando.
