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17 de agosto, 2023 - São Paulo, Brasil - 12:27 a

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17 de agosto, 2023 - São Paulo, Brasil - 12:27 a.m

Richard me besaba desesperadamente mientras trataba de abrir la puerta de mi habitación del hotel, yo tenía mis brazos en su cuello y una de mis manos enredada en su cabello negro con iluminaciones rubias. Finalmente, cuando abrió la puerta, me cargó haciendo que yo enredara mis piernas en su cintura para no caerme. Entramos al cuarto y encendió la luz, dejó las llaves en algún lugar y al estar frente a la cama, con delicadeza, me dejó en sobre ella.

– Estás segura? Si no querés, no hay problema. -Me preguntó.

Yo lo besé en respuesta, el entendió y prosiguió.

Se quitó su camisa, dejando ver su perfecto abdomen, mientras me seguía besando. Con cuidado, me quitó mi top, haciendo que quedara solo con la blusa. Besó mis senos y subió a mi boca nuevamente. Él se quitó su pantalón y se quedó en bóxers, con un notable bulto en medio. Yo también me quité mi jean y solo me quedé en ropa interior. Richard se acomodó, y yo puse mis dos piernas a cada lado, quedando a horcajadas encima de él. Lo empecé a besar como si mi vida dependiera de ello; con cada beso lo deseaba más, y él lo sabía. Tocaba mis nalgas y mis senos por encima de la ropa mientras yo bajaba, entre besos, cada vez más hasta llegar a su abdomen. Ahí me deshice de la última prenda que le quedaba. Él me miraba con una sonrisa llena de maldad y lujuria. Empecé a hacer mi trabajo, y por lo que veía, él lo estaba disfrutando completamente, lo que me satisfacía. Después de un tiempo, cambiamos de posición; él me acomodó, haciendo que yo estuviera abajo otra vez. Me quitó por fin las prendas que impedían que tuviéramos contacto directo y empezó con mis senos. Besaba uno mientras masajeaba el otro, dejando un camino de besos por todo mi cuerpo hasta llegar allí abajo. Me generaba placer la vista que me estaba dando y las maravillas que lograba hacer con su boca. Al cabo de un tiempo, metió dos de sus dedos, lo que me hizo gritar de satisfacción; lo hacía tan bien que deseaba, como nunca, tenerlo dentro de mí.

Y como si me hubiera escuchado, sentí que se detuvo y se paró a buscar algo en su pantalón.

– Que buscas? -pregunté.

– Un condón -respondió.

Al momento, vi que se volteó y con sus dientes abrió un sobrecito azul, se lo puso y regresó a la cama. Se acomodó y me tocó un poco para mayor lubricación mía y de él. Sin pensarlo, lo introdujo con delicadeza para no hacerme daño, aunque no era mi primera vez. Poco a poco, iba avanzando de velocidad y cada vez lo hacía más rápido, sentía que estaba en el paraíso, y mis gemidos no paraban de escucharse por toda la habitación junto a jadeos por parte de él. Estábamos descargando todo el deseo que nos teníamos desde el primer momento en que nos vimos, la conexión que teníamos era increíble y de lo bien que la estábamos pasando, ni hablemos.

El sudor mojó su cabello y algunas gotas resbalaban por su frente, se quedó quieto por un momento y con su voz gruesa me habló.

– Voltéate. -tenía sus ojos dilatados y en ellos se reflejaba la lujuria.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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