Capítulo 2

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Capítulo 2

Sanemi se quedó inmóvil, sus ojos fijos en los de Giyuu mientras sentía el calor irradiar de su cuerpo. Cada fibra de su ser le gritaba que lo empujara, que luchara contra lo que estaba ocurriendo, pero el instinto omega, ese que había pasado años reprimiendo, lo traicionaba. Su respiración se aceleró, y por un momento, sus manos vacilaron en el intento de alejar a Giyuu.

Entonces, Giyuu lo tomó por la nuca y lo acercó, sus labios encontrándose en un beso lento pero intenso. Sanemi quedó paralizado por la oleada de emociones que lo abrumaban. No era solo deseo, era la fusión de todas esas sensaciones reprimidas que ahora explotaban. Giyuu lo besaba con una mezcla de urgencia y control, reclamándolo de una manera que Sanemi nunca había experimentado.

Los dedos de Giyuu se deslizaron con agilidad por el borde de la bata de Sanemi, desabrochando lentamente el nudo que la sujetaba, revelando más piel de la que Sanemi nunca había permitido que nadie viera. El frío del aire golpeó su cuerpo, contrastando con el calor abrasador que nacía desde su interior. Intentó contener un gemido, pero fue inútil; el beso de Giyuu, profundo y demandante, lo desarmaba con cada segundo que pasaba.

Sanemi abrió los ojos por un breve instante, mirando a Giyuu con una mezcla de rabia y deseo. Quería resistirse, mantener su orgullo intacto, pero cada parte de su cuerpo lo traicionaba. Sentía el lado alfa de Giyuu reclamarlo, y su propio lado omega, ahora despierto, comenzaba a rendirse.

Giyuu rompió el beso brevemente, su aliento entrecortado. "Sanemi..." murmuró, su voz ronca, cargada de deseo y necesidad.

Sanemi, sin poder evitarlo, cerró los ojos de nuevo, inclinando la cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello, sin saber si lo hacía por orgullo o por instinto. Sentía el peso de la situación sobre sus hombros, pero su cuerpo seguía respondiendo al llamado del alfa frente a él.

—Maldita sea...—susurró Sanemi entre dientes, odiándose por lo vulnerable que se sentía en ese momento. Pero, a pesar de su mente gritándole que se detuviera, su cuerpo ya había tomado la decisión. Lo deseaba. Deseaba a Giyuu.

Con la bata ya medio abierta, Giyuu continuó besando el cuello de Sanemi, cada movimiento más lento y deliberado, saboreando cada segundo. Sabía que ambos estaban cruzando una línea que no tendría vuelta atrás, pero no podía detenerse, no ahora que ambos habían bajado las defensas.

Sanemi jadeaba suavemente, sus manos, ahora débiles, aferrándose a los hombros de Giyuu, sin saber si quería apartarlo o atraerlo más cerca. Todo lo que podía hacer era dejarse llevar por el momento, mientras su lado omega se sometía por primera vez.

Aquí tienes la continuación de la escena:

Sanemi intentó recobrar el control, aferrándose a los últimos vestigios de su orgullo, pero era inútil. El beso de Giyuu, la forma en que sus manos se deslizaban sobre su piel, el olor alfa que llenaba la habitación... todo lo hacía rendirse más. El calor en su cuerpo era cada vez más insoportable, y sentía que no podía luchar más contra su propio deseo.

Giyuu, sintiendo que Sanemi cedía, no dudó en avanzar. Con un movimiento firme, lo empujó suavemente hacia la cama, tumbándolo sobre el colchón mientras sus manos se encargaban de deshacerse por completo de la bata que cubría el cuerpo del omega. Sanemi cayó sobre la cama, su respiración errática, su cuerpo vulnerable ante el alfa que ahora lo dominaba por completo.

La bata, que ya estaba medio desabrochada, se deslizó fácilmente de su cuerpo bajo las hábiles manos de Giyuu. El contacto con las sábanas frías hizo que Sanemi jadeara, un contraste casi doloroso con el calor abrasador que sentía en su interior. Quiso levantarse, decir algo, detenerlo, pero su boca no pudo pronunciar una sola palabra. Su cuerpo ya no le respondía; el instinto omega lo había consumido.

Omega {giyusane}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora