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mauro monzón es un joven que padece de tei (trastorno explosivo intermitente) lo que conlleva a que la mayor parte del tiempo tenga comportamientos agresivos, agrediendo más continuamente de forma verbal y rara vez físicamente.
aunque también adaptó un comportamiento un tanto infantil; también es sensible en algunas ocasiones, llorando en medio de las discusiones o luego, pero todo es por culpa de su condición, que fue apareciendo a lo largo de su infancia y ahora adolescencia.
aunque mauro no iba a negar que en el colegio a veces le dolía ver como todos salían en grupos al recreo, se elegían sin pensarlo mucho en los trabajos, se integraban entre ellos o cuando lo miraban mal y con miedo, respectivamente, porque aunque sabía que su comportamiento no causaba una buena impresión, no podía evitar tratarlos mal o golpearlos por impulso.
era aplicado y responsable, un punto positivo, pero siempre le bajaban las notas por su mala conducta, aunque estaban conscientes los docentes de su problema aún así no se hacían responsables, ya que no tenía nada que ver una cosa con la otra según ellos.
en casa la pasa medio mal, sus padres lo molestan mucho, según sus relatos aunque exactamente no es ese el punto, porque si bien le tratan de conversar o ayudarle, mauro se tomaba todo a mal y como un insulto, levantándoles la voz y recibiendo golpes por parte de su viejo, que era el que más fácil se molestaba con él
agradecía que no le haga nada a mamá, pero si que le hacía mierda esos comentarios que le decía cuando lo estaba golpeando o por hacerlo.
en cuestión, lo detestaba, no aceptaba que sea su hijo, porque según él ninguno de los dos era violento, que él no es más ni nada menos que un error que tuvieron que abandonar cuando era niño.
aunque mamá luego lo acariciaba y trataba de hacerle entender, no servía de nada, sus caricias no iban a sanar moretones o heridas, contando las emocionales.
ellos vivían en un tipo de campo, medio alejado de la ciudad, exactamente a una hora de la misma
en su casa tenían mucho espacio, un patio grande equivalente a dos cuadras en una ciudad más o menos
un poquito más lejos de su casa, había una casita del árbol, que era como la zona de confort para mauro desde muy niño, siempre se escondía ahí para evitar peleas con sus padres, para escuchar música, escribir, dibujar, estudiar, despabilarse en cuestión; solamente bajaba para ir a comer o al baño, pero prácticamente vivía allí, en donde se sentía "en paz", sin molestias ni interrupciones.
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