6.
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe.
-Alejandra Pizarnik
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El tatuaje le picaba bajo la manga de su saco. La fricción de la lana contra la piel enrojecida y marcada resultaba insoportable. Quería quitárselo, pero auto, lleno de británicos sudorosos, no le daba un mínimo de espacio personal.
Aunque había pasado treinta minutos debatiendo si llegar en taxi o en tren, optó por ahorrar algo de dinero y caminar hasta la estación, tal vez para comprar algo de comer más tarde, o si tenía suerte, dos cigarrillos y compartirlos. Aunque Pansy no creía que eso fuera a pasar; desde las últimas interacciones con Hermione, el tema de la salud y el ejercicio parecía dominarlo todo. Cero grasas saturadas, cero grasas trans, cero gluten, cero azúcares añadidos, y lo peor de todo, cero cerveza. ¡Eso sí que fue el colmo! Pansy solo tomaba tres cosas en su vida: agua, café y cerveza y ahora solo tenía dos opciones de bebidas donde una era absurda de proponer y la otra solo era contraproducente para su corazón ya acelerado. Beberían café para el encuentro, aunque su cabeza le decía que no lo hiciera, su estómago pedía algo sólido y nutritivo, y su corazón... No, el corazón no dijo nada. Tenía demasiado miedo para eso.
El último mensaje con la Gryffindor pactaba encontrarse en la estación principal para tomar un autobús hasta el café "El brujo exiliado" un café con tantos años como Dumbledore que quedaba en la frontera del mundo mágico y el Londres muggle. Cuando llegó al punto de había llegado treinta minutos antes. Sabía que era inevitable llegar antes que ella, que el trabajo en el Ministerio de Magia consumía y en cierto modo, le alegraba estar antes. Recordó el reloj de Hermione y su meticulosa forma de medir el tiempo. Pansy miró el suyo: la manecilla larga estaba en el seis, justo a tiempo. En esos minutos, finalmente se deshizo de la molesta lana. El sol comenzaba a ganar fuerza. Sintió unas ganas inmensas de encender un cigarrillo y, al ver que tenía tiempo, salió.
Sentada el andén y observó a la gente caminar mientras repasaba lo que quería contarle a Hermione. Un hombre pasó en bicicleta con un perrito en una canasta; recordó una serie que había visto la noche anterior; una mujer con flores y lágrimas en los ojos pasó a su lado; pensó en la última cena que había cocinado y que se le quemó; un perro sin dueño pasó cerca de ella. Todo pasaba, caminaba, flotaba ante sus ojos.
Miró su tatuaje y pensó que quizá sería un buen punto de partida. Era lo más visible, lo más políticamente correcto para iniciar una conversación sin tensiones, a pesar de los cientos de elefantes en la sala que se interponían entre ellas, mirándolas con reproche. Cuando la colilla se extinguió, buscó en su bolso desgastado un pequeño frasco de antibacterial con aroma a lavanda. Pura mierda, pensó, pero al menos servía para quitarle el olor a cigarrillo. Se aplicó un poco, luego un toque de perfume, y se despeinó levemente el cabello. No quería molestarla otra vez con ese olor a ceniza, ni que pensara que seguía siendo un caso perdido.
No faltaba mucho tiempo, si bien recordaba aquella ruta se demoraba veinteminutos en pasar, ella llegaría a la hora en punto y esto favorecía a Pansy para que el viento borrara rastro alguno de humo. Estaba escuchando una canción que le llegaba al alma, y todos los transeúntes se volvieron parte de un videoclip triste, de esos donde la gente pasa sin notar a la cantante y ella está triste. "In a field in my same old town, that somehow seems so hollow now, they'll say I'm nuts if I talk about the existence of you", le dieron ganas de tener más humo, pero no quería ser delatada.
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Passion Rhapsody (pansmione)
Fanfiction-𝚀𝚞𝚎 𝚗𝚘𝚜 𝚝𝚘𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚛 𝚓𝚞𝚗𝚝𝚊𝚜 𝚎𝚗 𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚖𝚒𝚎𝚛𝚍𝚊 𝚗𝚘 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎 𝚍𝚎𝚌𝚒𝚛 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘𝚜 𝚟𝚘𝚕𝚟𝚎𝚛𝚎𝚖𝚘𝚜 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚊𝚜. -¿𝙹𝚞𝚗𝚝𝚊𝚜 𝚎𝚗 𝚚𝚞é? 𝚈𝚘 𝚗𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚘𝚢 𝚝𝚊𝚗 𝚌𝚊𝚜𝚝𝚒𝚐𝚊𝚍𝚊 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚝ú.- 𝙼𝚒...