Capítulo 1

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Capítulo 1: Segunda Oportunidad

Me quedé parado por unos segundos, observando el menú flotante frente a mí. Aún no podía creer lo que acababa de suceder. Morí. Un manticora me había atravesado como si fuera un juguete desechable. Y, sin embargo, aquí estaba, con una segunda oportunidad que parecía sacada de uno de mis videojuegos favoritos. Todo parecía tan irreal, pero el dolor que había sentido antes de morir fue bastante real.

"Encuentra el Castillo de las Hermanas", leí en voz alta el objetivo de mi primera misión. El bosque no parecía menos amenazante, pero con el sistema RPG activado, al menos tenía algo de guía. Si el castillo era mi objetivo, entonces necesitaba descubrir cómo llegar sin repetir el mismo destino de mi primera "vida".

La pantalla del sistema todavía flotaba, con varias opciones a la vista. Me detuve por un segundo y decidí explorar lo que tenía disponible. Inventario, Habilidades, y Estadísticas estaban en la parte superior. Primero abrí el menú de estadísticas.

Jonathan:

Nivel: 1

Clase: Aventurero (Humano)

HP: 100/100

MP: 50/50

Fuerza: 10

Resistencia: 8

Agilidad: 10

Inteligencia: 12

Habilidad Especial: Adaptación (Permite aprender rápidamente habilidades nuevas y adaptarse a situaciones críticas.

"Bueno, al menos no estoy completamente indefenso," pensé. Decidí no preocuparme demasiado por los números por ahora. El siguiente paso era abrir el inventario. Con solo pensarlo, el menú cambió, mostrando un listado de ítems. Pero, para mi sorpresa, estaba completamente vacío, excepto por una nota y una pequeña bolsa.

Toqué la nota, y una ventana emergente apareció:

Carta del Dios: "Esta es tu segunda oportunidad, humano. Enfrenta este mundo con coraje. Usa tus habilidades y tu ingenio para sobrevivir y progresar. No recibirás más ayudas... por ahora."

Me guardé la nota sin pensar demasiado en ella. "Bueno, al menos me dejaron algo más." Abrí la bolsa, y dentro encontré algunos objetos básicos: una espada simple de hierro, una cantimplora vacía, y un poco de pan duro.

"Mejor que nada," murmuré mientras ajustaba la espada a mi cinto. No era un guerrero, pero al menos tenía algo con lo que defenderme si otra criatura decidía atacarme.

Con un suspiro, empecé a caminar. Sabía que el Castillo de las Hermanas estaba en algún lugar profundo del bosque, pero no tenía idea de hacia dónde ir exactamente. El sistema no me daba un mapa ni una brújula, así que debía confiar en mi instinto... o mejor dicho, en mi suerte.

El Bosque Everfree se sentía más vivo de lo que recordaba de la serie. Los crujidos en las ramas y los murmullos del viento no me dejaban en paz. Cada sombra parecía moverse, cada sonido me ponía alerta. Avancé con cautela, sabiendo que el peligro acechaba en cualquier esquina.

Después de un par de minutos de caminata, el sistema emitió un leve ding, y una notificación apareció en mi visión:

Evento Aleatorio: Un enemigo se aproxima. Consejo: Prepárate o busca una ruta alternativa.

Mi corazón saltó. "¿En serio?" pensé. Sin pensarlo dos veces, miré a mi alrededor buscando un lugar donde esconderme. Vi un conjunto de arbustos densos a mi izquierda y me metí entre ellos, tratando de controlar mi respiración.

Los minutos se hicieron eternos, pero pronto escuché pasos pesados en la distancia. Me asomé con cautela y lo vi: un lobo de madera, un Timberwolf, paseando cerca, olfateando el aire como si buscara algo… o alguien.

Mis manos temblaron al aferrar la empuñadura de la espada. No sabía pelear, pero si me veía, tendría que intentarlo. Afortunadamente, después de lo que pareció una eternidad, el Timberwolf siguió su camino, desapareciendo entre los árboles.

Salí de mi escondite, aliviado pero consciente de que el peligro estaba en todas partes. Necesitaba moverme rápido si quería sobrevivir. Sabía que el Castillo de las Hermanas era mi mejor oportunidad de refugio.

Avancé durante lo que parecieron horas, aunque no sabía realmente cuánto tiempo había pasado. El ambiente se volvió más denso, y los árboles más antiguos, como si el corazón del bosque estuviera cerca. Finalmente, a través de las ramas retorcidas, vislumbré las ruinas de lo que debía ser el castillo.

"Por fin," susurré, pero mi alivio fue breve. Un rugido familiar resonó detrás de mí. El manticora. Giré la cabeza y lo vi, más furioso que antes, sus ojos fijos en mí como si recordara perfectamente quién había escapado de sus garras la primera vez.

Corrí con todas mis fuerzas, sin mirar atrás. El castillo estaba cerca, pero también lo estaba el manticora. Las ruinas parecían aún más lejanas con la criatura acercándose rápidamente. Sabía que no podría luchar contra ella, no ahora.

Con un último esfuerzo, llegué a la entrada del castillo y me lancé hacia adentro. Apenas crucé el umbral, las puertas, aunque parcialmente rotas, se cerraron de golpe tras de mí, bloqueando el paso del manticora.

Me desplomé en el suelo, respirando con dificultad, mi cuerpo temblando por el esfuerzo. Estaba vivo, por ahora.

La notificación del sistema apareció nuevamente:

Misión Completada: Encuentra el Castillo de las Hermanas. Recompensa: 100 puntos de experiencia.

Respiré hondo, intentando recuperar la compostura. Había llegado. Estaba a salvo… por el momento. Pero esto era solo el comienzo. Necesitaba respuestas, y tenía que descubrir por qué estaba aquí y qué esperaba este "dios" de mí.

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⏰ Última actualización: Sep 18 ⏰

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